jueves, 1 de agosto de 2019

¡TAN-TAN, AL VIENTO FERMOSELLANO!!
Fermoselle se aferra con fuerza y gallardía a sus tradiciones más ancestrales. Hoy se ha vuelto a revivir esa fusión anual entre dos de los símbolos festivos por excelencia: la Campana Torera y el mes de agosto. Y es lo que acaba de suceder hace unos minutos con el abrazo entre nuestra campana y el 1 de agosto. Como es costumbre, a las 12 en punto, cuando el reloj emite su última campanada, alguien, en esta ocasión Emilio, arriba del campanario del ayuntamiento, inicia el repiqueteo tan esperado durante las trescientas sesenta y cinco jornadas que conforman el año.
Ayuntamiento
Antes de esa hora muchos de los vecinos, incluidos algunos concejales, se han  posicionado  frente a la fachada del consistorio, aprovechando las zonas de sombra, con la mirada puesta en el majestuoso reloj y en la rejería de filigrana que lo corona. Faltan cinco minutos para que se cumpla el tiempo y se notan los nervios entre los asistentes, sobre todo cuando aparece la figura del campanero en lo alto, bien arremangado, para solventar con sobresaliente lo que se avecina.
Emilio,  "Campanero Mayor" 
Como escribió Federico Acosta en uno de sus poemas dedicados a la Villa:
“Campana fermosellana
Lanza las notas al viento
De tu metálico acento
En esta fiesta profana.”
Con el objetivo de recoger la realidad de lo que allí acontece. Y es que los repiques acompasados del artefacto sonoro pasma a los presentes que se sienten imbuidos en una mezcolanza de sosiego y pasión un tanto inexplicable. Son 10  minutos aproximadamente que mientras el tocador, con su cuerpo en suave inclinación hacia atrás para una mayor precisión durante el tañer y su mirada perdida en el horizonte, los vecinos se envuelven en un halo de sentimiento hacia los que se encuentran lejos.
Ya pasó la tensión y con cierto relajamiento se producen los comentarios sobre lo ocurrido y las felicitaciones de cara a los múltiples festejos que llenan el programa de las fiestas repartidos mientras sonaba “La Coronela”.
Santa Colomba
A esa misma hora se repite el ritual en la plazuela de Santa Colomba situada en el populoso barrio que lleva ese nombre. Desde la torre de la Iglesia, presidida por una escultura del Corazón de Jesús,  el campanero transmite con ardor a los vecinos la emoción del momento. Aquí finaliza el acto compartiendo todos los asistentes  chochos, cacahuetes y limonada.
Tal vez sería importante abrir un espacio de tiempo entre ambos  actos para dar oportunidad a quienes los deseen presenciar in situ.
Me apetece, a modo de cierre de este artículo, echar mano de otra estrofa del poeta zamorano que dice así:
“Avisa loca campana,
Loca Campana Torera,
Que tú eres la pregonera
En esta Fiesta Mayor
Y que es tu Reina de Amor
La Virgen de la Bandera.”
Amigos lectores, desde aquí y en nombre del Pulijón, os deseo unas fiestas fraternales y plenas de satisfacciones.

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