TRABAJOS DE ÁNGEL “LINOS” EN LA CABRERA

Siempre es agradable encontrarse por esos “mundos de Dios” alguna referencia a Fermoselle o a sus gentes. Y eso es exactamente lo que me ha ocurrido el fin de semana pasado. Con ocasión de celebrarse el  XVI Congreso Internacional del Encaje en Castilla y León en las sedes de Tordesillas, Villar del Monte y Valdavido  (dos localidades de La Cabrera) visitamos varios museos relacionados fundamentalmente con los encajes guiados por Natividad Villoldo, Directora del Museo del Encaje de Castilla y León enclavado en Tordesillas.

En Valdavido, donde se encuentra el Centro de Cultura Tradicional de la Cabrera se inauguró una Sala dedicada a Dª Concha Casado, filóloga y etnógrafa española, impulsora de la difusión, recuperación y conservación del patrimonio popular de la provincia de León y en especial de la comarca de La Cabrera. En una de las vitrinas me encontré con un par de panderetas fabricadas en el taller que tiene en Fermoselle el tamborilero Ángel, conocido como “El Linos”.

Este artesano lleva desde hace más de veinte años tocando el tamboril en procesiones, romerías y todo tipo de fiestas en pueblos de Zamora y Salamanca, y por supuesto, en Fermoselle. Además domina la percusión. Ángel, en su estudio artesano, confecciona tamboriles y panderetas de varios tamaños, siendo ya un referente de ambos instrumentos en la zona de influencia. Durante varios años fue el tamborilero y en algunos momentos la voz, junto a la profesora Lorena, en el grupo infantil de la localidad “Ocellum Durii” ahora ya desaparecido.

Amigo Ángel, ha sido una sorpresa agradable este encuentro con obras salidas  de unas manos maestras que son capaces de crear arte musical a partir de sencillos materiales.

 TRABAJANDO POR FERMOSELLE

Hace unos días nos llegó un mensaje de wassap encabezado con estos términos: “Un grupo de mujeres nos hemos puesto a preparar…” y es que desde hace algo más de una año un grupo de no más de  7 mujeres vecinas de Fermoselle se han propuesto mejorar la imagen de la localidad con una serie de iniciativas dignas de alabanza. De esta forma tan pragmática y precisa resumen todas sus actuaciones: “Tenemos claro que colaborar por nuestro pueblo es primordial y solo pensamos en sumar esfuerzos y proyectos para conseguir un Fermoselle mejor”. Y el slogan que comparten es: “TODO SEA POR NUESTRO PUEBLO”.

Y  a fuer de ser sinceros lo están consiguiendo con creces. Si transitamos por puntos tan emblemáticos de la localidad como la Plaza Mayor, el Arco, la Plaza Vieja, el Punto, el alto de Santa Colomba, el Paseo, entre otros, nos encontramos con la firma de este grupo de voluntarias que utilizando material reciclable dan colorido a calles y rincones de Fermoselle.

Desde su taller de manualidades donde se reúnen para ejecutar sus ideas, crear sus diseños y plasmarlos en palés, neumáticos, piedras, macetas y otros tipos de soporte proyectan una serie de trabajos, normalmente pictóricos, que además de embellecer el lugar elegido para su colocación, llaman poderosamente la atención de turistas y visitantes con comentarios loables hacia las diferentes obras expuestas.

Pero no queda ahí la iniciativa, sino que complementan sus trabajos con una serie de dichos o frases ingeniosas adecuados a las imágenes representadas. ¡Ah! Y si quieres vestirte con la vestimenta tradicional o viajar en autobús multicolor no tiene más que prestar tu cara a las figuras que aparecen en sendos palés situados en la subida por la calle de los Muladares y en la Plaza Mayor.

De esta manera tan curiosa Fermoselle se transforma por mediación de este grupo de voluntarias en un museo permanente y a la vez renovable que sirve para aguzar y actualizar el ingenio de las protagonistas, a la vez que les dinamiza sus ratos de ocio.

Completan su actividad grupal con paseos medioambientales y también  gastronómicos por algunos de los parajes llenos de hermosura que se desparraman por este paraíso de los Arribes del Duero.

¿Y en qué se fundamenta esta unidad de acción? Creo que en valores tan importantes como capacidad de cooperación, el imperio de la amistad, el consenso en las decisiones, en el trabajo desinteresado por el bien común, en resumidas cuentas, en la ilusión por el  bienestar del vecindario, valores que deberían estar presentes en todos los estamentos de la sociedad fermosellana.

Y para finalizar una humilde objeción, tal vez sea demasiada la profusión de estos trabajos en determinados puntos consiguiendo, como ocurre en las paredes del Paseo, el efecto contrario al que se persigue y se debería tener en cuenta.