CUANDO LA COCINA SE HACE ARTE
De ello se puede hablar con precisión desde el Pulijón. Entre las 11 reuniones gastronómicas que la sociedad fermosellana celebra durante la “semana grande” de las fiestas de San Agustín destacan los asados de costillas y de pollos.
Siempre en viernes, desde que durante unos años el consistorio organizó el desenjaule de los novillos en el “prao” del Palomar aprovechábamos a degustar el asado mientras se realizaban las operaciones del desembarco de los astados.
Desaparecido ese festejo, el Pulijón ha mantenido el asado de costillares el “viernes de toros” a pesar de no celebrarse ningún festejo taurino. De esta manera unas trescientas personas bajaron hasta los Olivicos para degustar los 130 kg de unos sabrosos costillares preparados en el horno panadero (a pesar de dispones de varias barbacoas no se permite hacer fuego). A decir de los comensales quedan inmejorables y deliciosos, Esa definición se certifica al comprobar que no quedó ningún resto.
Algo parecido ocurre con la merienda del “sábado de toros”. En este caso se trata de la merienda más numerosa habiéndose contabilizado 347 comensales entre socios e invitados (estos abonan la correspondiente tasa oficial).
Manolo Seco, junto a media docena de hombres y mujeres se encarga de todas las labores culinarias que hacen de esta merienda un icono gastronómico que a nadie deja indiferente. El sabor, el aroma, el aspecto externo y el aditamento con pequeñas patatas transforman a este plato en un bocado apto solamente para dioses. Todo ello queda adornado con la maestría de los maestros panaderos consiguiendo que todos los comensales se chupen los dedos.
Lo dicho en el titular del post: “EN EL PULIJÓN LA COCINA SE HACE ARTE”.
Buen
provecho, amigos pulijoneros.
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