¡¡AQUELLOS BAILES EN MI PUEBLO, FERMOSELLE!!
En Fermoselle, hace ya algunos años, el baile no era solo una simple actividad de ocio, sino una auténtica tradición que formaba parte del día a día del pueblo. Aquellas generaciones que vivieron en el siglo XX, especialmente las mayores, se caracterizaban por su afición al baile, y no solo por disfrutarlo, sino por su destreza en los ritmos tradicionales de la época. Se les conocía con cariño como "los bailones" y esa fama de expertos bailarines no era en absoluto exagerada.
Otro de los lugares en el que se podía disfrutar de una noche bailonga, aunque en momentos esporádicos durante el año, era el Casino, el cual, en su época fue un verdadero centro social. El acceso a la zona de cafetería, de juego y de baile estaba reservado solo a los socios, lo que le confería un aire exclusivo. Y aunque los tiempos de juventud de muchos de nosotros fueron diferentes, había una regla tácita: corbata obligatoria para asistir a las diferentes sesiones. No era negociable. Durante el mes de agosto, se organizaban grandes reuniones con orquesta, aunque antes de que la tecnología llegara para quedarse, el sonido lo proporcionaba una gramola que estuvo muchos años en el centro del Casino.
Las orquestas, daban vida a las tardes de baile. La de Pereruela, la de Amador de Cibanal, la de Fermoselle y especialmente la famosa de los Hermanos Moya, de Cabeza de Caballo, conocidos popularmente como "Los Chupaligas" llenaban con su música el ambiente y convertía el salón en un espacio donde se entrelazaban historias de amor, amistad y risas.
El
baile no solo era un acto de diversión, sino también una verdadera prueba
social. Alrededor de la pista, siempre había un círculo de butacas, donde se
sentaban las madres y, a veces los padres, de los jóvenes que participaban en
la danza. Su presencia no era casual, ya que, en muchos casos, servían de
"vigilantes" discretos de las relaciones de sus hijos e hijas. Era
casi un ritual social, una forma de asegurarse de que todo estaba en orden, de
que las parejas se comportaban correctamente y de que los jóvenes obraban con
respeto.
Los
locales citados continúan en pie pero con otras actividades. El Casino alberga
el hotel Rural Antiguo Casino de los Arribes, el Castillo solamente ofrece unas
vistas magníficas de Fermoselle y del arribanzo (su construcción interior se
encuentra abandonada) y el del Chanquero no es visible.
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2 comentarios:
Se ha olvidado mencionar a la banda de música de Amador de Cibanal que tocaba en el salón del castillo en dos sesiones a mediodía y por la tarde
Muchas gracias, "Uno de Fermoselle". Un lapsus. Ya está añadida. Gracias por seguirnos.
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