jueves, 11 de diciembre de 2025

 PANCARTA DEL PULIJÓN…AGOSTO 1983

El año 1983 quedó grabado en nuestra memoria colectiva como una fecha decisiva para el futuro del Pulijón. No era un año cualquiera: celebrábamos una década de vida, diez años que rompían los augurios de aquellos que, movidos por la envidia o la incredulidad, habían pronosticado que nuestro espíritu se disiparía con el tiempo, como ceniza llevada por el viento. Pero no fue así. Lejos de diluirse, la esencia pulijonera había echado raíces profundas durante esa primera decena, consolidándose con una fuerza difícil de ignorar.

La pancarta de aquel año hablaba por nosotros. Sin adornos ni imágenes, solo con una frase que resumía a la perfección la respuesta a los agoreros:
“…Y AL DÉCIMO DESCANSO. EL PRÓXIMO HABLAREMOS…”



Era una declaración de intenciones. Habíamos llegado al décimo, y sí: hablaríamos en el siguiente, y en el otro, y en los que vinieran. Lo demostramos cumpliendo veinte, treinta, cuarenta y, finalmente, cincuenta años. La historia ha sido testigo de que la fortaleza del Pulijón nunca dependió del azar ni de favores externos.




Y es que nadie nos regaló nada. A lo largo de aquellos primeros años hubo momentos complicados, intentos de zancadillas y obstáculos que amenazaron con truncar el camino. Pero cada uno de ellos fue sorteado con la misma determinación que caracteriza a nuestra Junta Directiva, cuya firmeza y buen hacer mantuvieron el rumbo siempre claro.

Como símbolo del entusiasmo y la buena salud de la asociación, en aquel X Aniversario se decidió obsequiar a cada socio con una pequeña “escultura”: el anagrama metalizado del Pulijón, cuidadosamente anclado sobre una peana donde figuraban grabados el nombre y los apellidos de su destinatario. Un detalle sencillo, pero cargado de significado, que muchos aún conservamos como un recordatorio tangible de la fuerza de nuestros inicios.




1983 no solo fue un año de celebración; fue el año en que confirmamos que habíamos llegado para quedarnos. Un punto de inflexión que marcó la senda por la que el Pulijón seguiría avanzando durante décadas.

Otros detalles que complementan a este año:

-El número de socios se situó en los 81.

-Se aprueba el reglamento de concesión del “Pulijón de Oro”.

-Estreno del uniforme actual: camisa y pantalón o falda blancos con chaleco azul celeste.

-Se modifican las cuotas anuales estableciendo la cantidad de 4.000 ptas.

-El poeta fermosellano Alfredo Silva Almeida presenta uno de sus libros en el espacio de usos múltiples de la Asociación.



-Presentación del estandarte con el anagrama confeccionado por las monjas dominicas de Zamora ubicadas en el Monasterio de Santa María la Real de las Dueñas, en el barrio de Cabañales

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