lunes, 24 de agosto de 2020

FRANCISCO, PASIÓN DE ARTESANO
Paseando por la calle de tan  sentimental nombre como es el de la Amargura, en Fermoselle, me encuentro de sopetón con un vecino que sobre su “asentajo” deshacía un mazo de tiras plásticas de las que se emplean en los embalajes. Tras la sorpresa me detengo unos minutos llevado por mi curiosidad y lo primero que hago es preguntar por su nombre. Me dice que se llama Francisco, otros lo hacen por Quico y hay quienes le conocen como “el Chicote”, debido a su esposa que pertenece a esa familia originaria de la localidad. Para preparar este trabajo quedamos a una hora determinada, por la mañanita a poder ser, y a fe que lo cumplimos.
Francisco, cordobés de nacimiento, casado con una fermosellana y con residencia en Asturias visita Fermoselle siempre que puede. Ahora, coincidiendo con el periodo festivo pasa unos días de asueto junto a su familia, pero no pierde el tiempo. Por encima de sus muchas aficiones destacan dos: construir pequeños objetos con madera y fabricar cestas.
La primera le viene desde muy pequeño. Siendo niño, en su tierra natal, utilizando la navaja como herramienta y como materia prima la madera de olivo, pues le resultaba más blanda y moldeable, ya realizaba trabajos de artesanía. Me muestra un “muñeco-bailaor” articulado al que hace bailar sobre una tabla con tal precisión y maestría que no envidia a los folcloristas que actualmente presentan otros parecidos en sus actuaciones. El ritmo y aire que le imprime en su taconear da prueba de las veces que lo habrá puesto a “trabajar” para alcanzar la perfección que atesora. Además, no le faltan las palabras de ánimo que le lanza su progenitor y maestro.
Siempre lleva consigo la “navajita” para devastar cualquier trozo de madera o las “cuñas” de las frutas que caen en sus manos para hacer, por ejemplo, el zueco o la cesta que muestro en la imagen adjunta.

La otra afición que practica con más asiduidad cuando el aburrimiento le amenaza o cuando se encuentra inspirado consiste en la elaboración de todo tipo de cestas para uso doméstico con tiras de plástico multicolores. La inició coincidiendo con su jubilación. 
A medida que va pasando el tiempo mejora en su arte perfeccionándose de tal manera que hasta tuvo que aprender, según su imaginación le dictaba, a complementarlas con las asas en las que, por cierto, emplea dos fórmulas diferentes en el momento de la hechura. Es más, se ha fabricado un bastidor de madera que le facilita su trabajo artesanal. Me comenta que las hace sin ánimo de lucro y a pesar de que las regala a familiares y amigos dispone de un arsenal que bien pudiera  abastecer          a cualquier tienda que se dedique a vender este tipo de artículos.
Amigo Quico, ha sido un placer conocerte y agradezco todo lo que he aprendido en la lección magistral que me has dedicado en una mañana del mes de agosto del fatídico 2.020.
Mucha salud para continuar con estas aficiones.






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