lunes, 18 de diciembre de 2023

 EMILIO GARCÍA CODESAL

“PULIJÓN DE ORO 2.021”

Llegó la hora y el día esperado por tantos “pulijoneros” de hacer el reconocimiento oficial de  nuestra Asociación a la persona que entregó media vida por ella. Nos referimos a Emilio, Don Emilio, coincidiendo con la celebración del 50 Aniversario de su fundación. Se materializó el 25 de agosto, “Viernes de Toros”, fecha en la que se concentraron los principales actos de esta efemérides cumpleañera y fue en el domicilio social que la Asociación pone a disposición de sus miembros en plena naturaleza en la parte baja del pueblo, en el pago de los Olivicos.


Se inició el acto con unas palabras de su amigo de siempre Antonio Gavilanes, actualmente vicepresidente de la sociedad. Transcribimos el texto:

“Buenas tardes. Como sabéis, en la Asamblea General de 2.021 se acordó por unanimidad y a propuesta de la Junta Directiva conceder el “Pulijón de Oro”  a título póstumo a D. Emilio García Codesal, contador permanente durante 48 años de las cuentas de la Asociación Cultural El Pulijón, tarea meticulosa que realizó con mimo y profesionalidad.

En este encuentro tan emotivo para todos: familiares, socios y amigos, permitidme que le recuerde con el corazón en la mano como una persona sencilla, respetuosa con todos y muy cercano a cuantos tuvieron la oportunidad de relacionarse con él.

Muchas veces hablábamos de cómo conmemorar el 50 aniversario de esta sociedad. Nos sentíamos afortunados de haber hecho realidad, junto a un grupito de 20 fermosellanos amantes de su patria chica, un proyecto que bullía en la mente de todos.

Emilio capitaneó, junto a Alfredo Marcos y Antonio Gavilanes, aquella iniciativa que ahora cumple los 50 años. Emilio, por desgracia, no puede celebrarlo porque se nos marchó en silencio, atacado por el COVID, con su peña grabada en el corazón. Seguro que desde allí arriba está aplaudiendo a todos los presentes y ausentes.

Emilio, amigo de todos, estarás siempre presente en esta sociedad que tanto amaste, que tanto trabajaste por ella, que tanto te debe  y que tanto te aprecia. Gracias, Emilio, con esta distinción que recoge tu familia y grito hacia donde te encuentres que seguirás siendo uno más. Un fuerte abrazo.”

A continuación correspondió el turno a la familia de Emilio representada por sus siete niet@s. Iker tomó la palabra para exponer lo que Ane Monzón, su hermana, había preparado para este momento tan especial. Con gestos de emoción en todos ellos y también en los muchos socios allí presentes leyó lo siguiente:


“El año en el que Emilio García se jubiló, llevó a toda la familia a Disneyland París. Nuestros padres nos reunieron en la casa de los abuelos y nos dijeron: "cuando el abuelo llegue, vais corriendo hacia él, lo abrazáis entre todas y le dais las gracias por invitaros a Disney". Así, después de jugar la partida -una de esas cosas que hacía el abuelo después de comer y echarse la siesta- llegó a casa y las siete nos tiramos encima de él. Algunas éramos más pequeñas que otras, pero probablemente todas recordemos aquel momento por la cara que puso, ya que la realidad era que el abuelo no tenía ni idea de que nos había invitado a ir a Disneyland París. Todo aquello había sido una encerrona organizada por el comando adulto de la familia que, por supuesto, se salió con la suya. Sin embargo, fuimos a Disney porque a nosotras siete el abuelo nunca fue capaz de decirnos que no.

Desde que el covid se lo llevó, hemos escuchado decir muchas cosas sobre el gran hombre que era Emilio. Los espacios que ayudó a construir, el trabajo que hacía para los demás, su docencia, su amor por el pueblo y, por supuesto, por el Pulijón. Han sido muchas las cosas que el abuelo Emilio hizo por esta peña. Entre todas estas cosas, algunos lo recordarán por abrir la puerta del Pulijón cada tarde para jugar la partida (partida que vislumbra el agridulce paso del tiempo con sus ausencias), su trabajo coordinando eventos, tractores o invitados o también por todos esos números que tuvo que hacer para cuadrar las cuentas. Tampoco olvidaremos los litros de limonada que cada año “alquimiaba” en la bodega. Y, por supuesto, siempre quedará en nuestra mente la imagen del abuelo sentado en la puerta de la peña vendiendo lotería cada tarde de cada agosto, sin importar el frío o el calor.

Pero también nos han recordado cientos de veces lo mucho que nos quería a todas nosotras. Y sí, Emilio fue un gran hombre que llegó a hacer de todo aún cuando ese "nosequé" también le quitó tiempo para hacer más, pero sin duda, nosotras nos acordamos y siempre nos acordaremos de los momentos pequeños, los pequeños detalles que hacían que nuestro abuelo fuese el hombre que era. Nos acordamos de las sonrisas, de su bigote, de las mañanas de Reyes, de las veces que a alguna de nosotras nos sostuvo la mano en el hospital, de su silencio cuando algo le preocupaba, de sus brindis, de la gratitud recíproca y, por supuesto, de su Pilar.


Porque del mismo modo que todo el mundo piensa en la abuela Pili con su Emilio, Emilio sin su Pili no hubiera construido todos esos espacios, esta familia y tampoco hubiera sido -como dijo Alberto el otro día de Toño, a quien tampoco podemos pensarlo sin su Mari- una de las piedras angulares de esta otra gran familia que es el Pulijón. Porque ¿qué habría sido, sería y será el Pulijón sin el trabajo -constante, a veces silencioso y poco reconocido de todas las manos en femenino que lo labran?

Por eso, para nosotras, este “Pulijón de Oro” también es para ella, para nuestra abuela Pili, la mujer más fuerte, buena y llena de amor que habrá pasado por nuestras vidas.

Es cosa de todos continuar con el legado de quienes nos dejaron, nosotras no sabemos si estaremos a la altura. Pero sin duda, nos esforzaremos por ello.

Muchas gracias.

Finalizadas las dos intervenciones, el presidente de Pulijón, Alberto Gavilanes, impuso la insignia de oro a la nieta mayor, María Seco, recibiendo los aplausos de todos los asistentes. El presidente felicitó con mucho cariño y emoción a la familia y aprovechó, también, para agradecer a todos los socios su presencia en este acto tan emotivo.


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