sábado, 24 de agosto de 2013

DESFILE MULTITUDINARIO
“Nunca de había visto tanta gente desfilando por las calles de Fermoselle” comentaba un joven fermosellano con su refresco en la mano. Otro, de más edad, añadía  que “harto de tanta crisis y políticos que todo lo enredan se había lanzado a esta fiesta sin miramientos del qué dirán”. Esto ocurría en una noche mágica de la villa medieval. Cientos de personas, en una gran mayoría jóvenes con sus indumentarias peñeras, se concentraban en la Plaza Mayor convertida en un típico coso taurino de madera para participar en el Desfile de Peñas. 
Daban las 10 de la noche en el reloj situado junto a la campana Torera. El Sr. Alcalde, desde la balconada de su despacho, saludó y dio la bienvenida a todas las peñas animándolas a que disfruten de estas fiesta al máximo y que lleven la alegría de esta noche a todos sus hogares y la mantengan durante el año. Al son del endiablado ritmo marcado por la charanga “La Checa”, aportada por la Peña El Pulijón, se inició el recorrido a través de la calle Isidro Cabezas. Se notaba en el ambiente que había ganas de fiestas. Cánticos, limonada, bailes, refrescos con aditamentos varios, “achuchones”, sudor por el intenso calor…fueron los componentes durante la hora y media que se tardó en hacer el trayecto de un kilómetro largo hasta llegar de nuevo al punto de arranque. 
Con paradas obligatorias para reponer fuerzas en el barrio de las Eras y en la Plazuela de Santa Colomba la “charanga” se puso de nuevo el “mono de trabajo” invitando a tomar el descenso hasta el Arco con música “cañera” que volvió a revolucionar al personal. Los que seguían el desfile desde aceras y calzadas aplaudían y disfrutaban a la vez con el espectáculo festivo. Pasado el Arco el jolgorio se desbordó, peñistas y público en general se entremezclaban en la estrecha bajada hasta la plaza saltando al son de los cánticos ensordecedores de las gargantas un tanto forzadas.
Cuando la cabeza hacía su entrada en el artístico coso la cola se encontraba aún pasando bajo el Arco de la villa. Agrupados en torno a la “charanga” llegó la apoteosis final con el baile de “Paquito el Chocolatero” que hasta los permanecían sentados en las terrazas se levantaron de sus aposentos para entrar también en la fiesta, aunque fuese momentáneamente. Había que cerrar el capítulo, pues esperaba ya el Encierro Infantil.

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