martes, 17 de junio de 2025

 FERMOSELLE INICIA LA TRANSFORMACIÓN DE SU PLAZA MAYOR PARA LAS FIESTAS DE SAN AGUSTÍN

El pasado domingo, 15 de junio, un grupo de jóvenes senderistas llegó al mediodía a la Plaza Mayor de Fermoselle tras recorrer durante cuatro horas los parajes de la Cicutina, junto al río Tormes. Lo que encontraron al llegar a la céntrica plaza del municipio les sorprendió: una treintena de postes de madera con bases de acero y perfectamente numerados se hallaban ya dispuestos sobre el suelo, listos para ser ensamblados.

Movidos por la curiosidad, los excursionistas consultaron a dos vecinos de la localidad, quienes les ofrecieron una detallada explicación sobre lo que estaban presenciando: se trata de los preparativos iniciales para el montaje del coso taurino que cada verano transforma el centro de Fermoselle en el corazón de las fiestas patronales en honor a San Agustín.


Siguiendo una meticulosa planificación, cientos de elementos de madera serán instalados durante las próximas semanas para configurar el recinto donde se celebrarán encierros y otros festejos taurinos. La plaza llega a acoger en los días de mayor afluencia a unos 2.000 espectadores, repartidos entre las gradas superiores y la zona de talanqueras a pie de ruedo, donde se vive el espectáculo de forma más intensa.

Sin embargo, la función del coso va más allá de lo taurino. Durante los meses de verano, la plaza se convierte en un escenario polivalente que acoge conciertos, espectáculos de danza, verbenas populares y actividades recreativas para los más pequeños. Esta infraestructura temporal, cuya seguridad debe ser verificada por técnicos autorizados antes de su apertura al público, representa también un importante atractivo turístico que dinamiza la vida social y económica de la villa durante el periodo estival.


Imágenes de años pasados

Como cada año, el inicio del montaje marca para los vecinos de Fermoselle el arranque simbólico de la cuenta atrás hacia sus esperadas fiestas. Desde ese momento, la localidad empieza a "oler a madera", expresión popular que resume el ambiente de ilusión que impregna sus calles cada verano.

miércoles, 28 de mayo de 2025

 CHOCHOS, CHIRRI, LICOR CAFÉ Y LIMONADA

(REVISTA 50 ANIVERSARIO)


En el corazón palpitante del Pulijón, esa fiesta donde el alma popular se mezcla con el humo de las brasas y el rumor de las canciones viejas, hay cuatro pilares que sostienen la experiencia sensorial: el sabrosado de los chochos, la limonada, el chirri y el licor café. No son simples bebidas ni comestibles: son herencias vivas, fórmulas que se transmiten en susurros entre generaciones, signos de identidad de un pueblo que se reconoce en sus sabores.




Todo comienza en la bodega y en la planta del asador, santuarios donde el tiempo se condensa en calderos, alambiques y manos que no olvidan. Allí se elaboran con mimo estos cuatro manjares, cada uno con su misterio y carácter.



Los chochos sabrosados, cocidos y aderezados con un aliño secreto, son la entrada perfecta al ritual. De textura tierna y gusto potente, se reparten gratuitamente junto al domicilio social, donde los vecinos y forasteros se entremezclan en una liturgia de bienvenida. Lo mismo ocurre con la limonada, cuya receta –que mezcla cítrico, vino y especias con la sabiduría de los mayores– refresca cuerpos y memorias. Su dulzura es un guiño, pero su fondo tiene la fuerza de lo ancestral.




El chirri, más esquivo, es un brebaje de los iniciados, oscuro y denso, con cuerpo de tradición y alma de misterio. Nadie revela del todo su composición, pero se bebe con respeto y risas. Y finalmente, el licor café, de sabor profundo y abrazo cálido, que corona el banquete y deja en la boca el regusto de lo inolvidable.



Son cuatro símbolos, cuatro llaves para entrar en el espíritu del Pulijón. Y lo mejor: dos de ellos –chochos y limonada– se ofrecen sin pedir nada a cambio, en plena vía pública, como señal de hospitalidad.


Así que, ya lo sabéis: ¡¡estáis invitados!! Porque el Pulijón no se explica, se vive… con la boca, con el alma, y con las manos untadas de historia.

sábado, 24 de mayo de 2025

 A VUELAPLUMA

BEGOÑA GARCÍA GÓMEZ

LA ESCUELA RURAL EN FERMOSELLE: UN MODELO DE CERCANÍA Y COMPROMISO

Begoña García Gómez, actual profesora de inglés y directora del CEIP Fermoselle desde el año 2015 y, anteriormente secretaria durante varios cursos, ha dado un notable impulso a la escuela de Fermoselle desarrollando una serie de proyectos de innovación reconocidos en los ámbitos educativos de Zamora y  del resto de la comunidad, que han repercutido en la mejora de las instalaciones del centro y en la calidad de la enseñanza impartida.


Anteriormente a Fermoselle, Begoña ejerció como profesora de inglés, su especialidad,  en Mozárbez, Carbajosa, Miranda de Azán, Arapiles, Aldeatejada y San Pedro de Rozados el curso 1992-93. Continuaron los años sucesivos en el CRA de Calvarrasa (Machacón, Encinas, Villagonzalo y Cilloruelo), Linares de Riofrío, CRA de Muga de Sayago (Cibanal, Torrefrades, Fariza, Torregamones, Luelmo, Moral y Villadepera,  CEIP Moraleja de Sayago y en el CRA Tierras de Sayago (Fariza,, Torregamones, Moralina, y Villadepera)
Ha sido jurado en oposiciones al cuerpo de Maestros, Concejala de Cultura y Turismo en el período 1995 – 2003 con Manuel Luelmo como alcalde y actualmente secretaria de la Asociación El Pulijón.


En la edición correspondiente al mes de mayo del periódico hispano-luso Jornal del Duero que edita  la AECT Duero-Douro  aparecen una serie de trabajos elaborados por los alumnos del CEIP Fermoselle así como una “columna de opinión” de Begoña.

 Esta es su transcripción:

Como maestra de este centro desde el año 2002 y directora desde 2015, trabajar en la escuela rural de Fermoselle es, para mí, un auténtico privilegio. Dirigir un pequeño centro, me permite establecer una relación cercana y personal con cada uno de ellos, con sus familias y con nuestra comunidad. Aquí, la educación no es solo aprendizaje académico, sino una experiencia que conecta profundamente con nuestro entorno y los valores de nuestro pueblo.

Lo que más me motiva es nuestro compromiso con el medio ambiente. Rodeado de naturaleza, viñedos y paisajes únicos, Fermoselle inspira al alumnado a amar y respetar el medio ambiente. Con proyectos de reciclaje, huerto sostenible y conservación de la naturaleza, no solo aprenden teoría, sino también principios básicos de la vida. Estoy convencida de que enseñar al alumnado a valorar y proteger el medio ambiente es clave para su futuro y el de nuestra sociedad.



Otro desafío que asumo con entusiasmo es fomentar la lectura y el pensamiento crítico. En un entorno tan cercano, tenemos la ventaja de personalizar el aprendizaje. Aunque nuestra biblioteca sea modesta, selecciono con cariño cada libro para despertar en los niños el amor por la lectura desde pequeños. Gracias a ello, pueden explorar mundos nuevos, desarrollar su imaginación y mejorar sus habilidades, herramientas fundamentales para su desarrollo en un contexto rural.



No obstante, también me enfrento retos. La inestabilidad de las leyes educativas y del profesorado me obliga a constantes adaptaciones que consumen tiempo y recursos, alejándome de lo esencial: enseñar. Cada curso, cada día, tengo que transmitir esa ilusión a los recién llegados que, por lo general, me siguen y hacen suyas todas mis propuestas. Además, la burocracia me resta horas valiosas que podríamos dedicar a proyectos que realmente impacten en los niños y la comunidad.



A pesar de todo, sigo adelante con ilusión. La escuelas rural es más que un simple espacios de aprendizaje, es el corazón de nuestra comunidad. En CEIP Fermoselle nos esforzamos en formar futuros ciudadanos comprometidos con sus raíces, en educarlos en conocimientos y valores, en el respeto por la naturaleza y en el amor a su país. Aunque a menudo se pasa por alto su importancia, la escuela rural sigue siendo un lugar único y esencia donde la educación va más allá de lo académico y se convierte en una forma de vida.


Mª BEGOÑA GARCIA GOMEZ

Directora del CEIP FERMOSELLE

Desde esta página del Pulijón le transmitimos nuestra felicitación más sincera a la vez que la animamos a seguir por esa senda tan loable como es la educación y formación de los niños y jóvenes de Fermoselle.

jueves, 22 de mayo de 2025

 DEPORTE CULTURA Y OCIO

(REVISTA 50 ANIVERSARIO)

En la Asociación del Pulijón, si algo hemos aprendido con el paso de los años, es que el alma de un pueblo no se mide solo por sus calles o sus edificios, sino por los momentos compartidos. Por eso, desde nuestros inicios, decidimos centrar nuestro esfuerzo, entre otros, en tres pilares que, aunque diferentes, se entrelazan como las ramas de una misma raíz: el deporte, la cultura y el ocio.


Podrían parecer ámbitos ajenos entre sí, pero en Fermoselle, gracias a la implicación de vecinos y socios, han encontrado un terreno fértil donde crecer juntos. El deporte, a lo largo de los años, nos ha unido en la actividad física, en las carreras populares, en las caminatas por los senderos tan numerosos en el término municipal, en competiciones de fútbol y de ciclismo, en actividades deportivas en la piscina, etc.



La cultura, por su parte, ha sido nuestra forma de honrar lo que fuimos y lo que somos. Hemos organizado charlas, exposiciones y encuentros donde la historia de Fermoselle, sus tradiciones, sus personajes y su riqueza artística han cobrado vida. Desde conciertos en las plazas hasta tertulias con escritores locales, cada actividad ha sido un pequeño homenaje a la identidad que nos une.



Y el ocio... ese respiro necesario entre las obligaciones del día a día. El ocio ha sido la excusa perfecta para reunirnos sin más motivo que el disfrute. Tardes de juegos, noches de cine al aire libre, excursiones, meriendas populares, verbenas... Cada evento ha sido una forma de decir: "Aquí estamos, juntos, celebrando la vida".

Dirigimos todas estas actividades con especial cariño a los vecinos, pero muy especialmente a nuestros socios, quienes con su apoyo constante hacen posible que sigamos adelante. Nuestra intención no ha sido otra que crear momentos agradables, de esos que uno recuerda con una sonrisa al cabo del tiempo. Porque al final, eso es lo que queda: los recuerdos compartidos.



Mirando atrás, podemos decir con orgullo que cada iniciativa, cada pequeño proyecto, ha tenido una acogida cálida. No siempre ha sido fácil, claro está, durante tantos años. Ha habido días de lluvia, de poca asistencia o de imprevistos, pero incluso entonces hemos salido airosos, con la satisfacción del deber cumplido y el corazón lleno. Porque el verdadero éxito no se mide en números, sino en abrazos, en conversaciones a media tarde, en las ganas de repetir.


Y así seguimos, con la misma ilusión del primer día, sabiendo que mientras haya ganas de encontrarnos, de aprender, de movernos y de reír juntos, el Pulijón seguirá siendo mucho más que una asociación: será parte del latido de Fermoselle.

domingo, 18 de mayo de 2025

 ADRIANA TIRONI

“Nubla”

De éxito rotundo podemos calificar la actuación de Adriana Tironi, con su nuevo trabajo presentado en el festival  de “artes vivas 10 Sentidos” que se celebra en Valencia durante la segunda quincena del actual mes de mayo. La Sala Matilde Salvador – La Nau , que se  mostraba con un aforo al completo, se rindió ante la maestría de la salmantina-fermosellana en este campo del mundo de la escena con su obra “Nubla”. Fueron 40 minutos de emociones continuas que provocaron lágrimas en algunos de los espectadores.



La propuesta de 'Nubla', a decir de Adriana, se inspira en su deseo de compartir sus creaciones con sus tías, a las que la enfermedad les arrebató la vista, todo un espacio en el que poder disfrutar de paisajes desde otros puntos de vista. La actriz ha colaborado con la ONCE para que según declara «crear un lenguaje capaz de traducir la poesía de las imágenes al público invidente, planteando viaje sensorial a través de la belleza, de la luz a la oscuridad y buscando que el público, tanto vidente como invidente, esté en igualdad de condiciones».


Adriana, que muy recientemente ha perdido a su madre Mari Pili, estuvo arropada por su padre Fioravante y otros familiares. 

Desde la Asociación "El Pulijón" de Fermoselle felicitamos a nuestra socia y le deseamos que continúe con esa carrera triunfal hacia el éxito absoluto. Enhorabuena.


Sinopsis de “Nubla”

La génesis de «Nubla» se fragua en la inquietud por expandir los límites de la experiencia escénica hacia públicos con diversidad funcional visual, superando el paradigma de la mera audiodescripción. Inspirada en la poética de la ausencia explorada por referentes como Sophie Calle y profundamente conectada con vivencias personales, Adriana concibe un dispositivo escénico que transcodifica lo visual en un entramado sensorial complejo. La luz, la penumbra y la oscuridad se resignifican en paisajes olfativos evocadores, atmósferas sonoras narrativas, texturas táctiles y estímulos gustativos que activan la imaginación del espectador.

«Nubla» emerge así como una búsqueda de un nuevo código expresivo, una metodología para aprehender la belleza a través de la multisensorialidad, desarrollada en colaboración activa con personas con discapacidad visual, inaugurando una vivencia teatral inédita y radicalmente inclusiva.

Este proyecto, que redefine los parámetros de la accesibilidad escénica, encuentra un punto de inflexión en el encuentro profesional entre Adriana y Paula Castellano. Su vínculo se establece durante el verano de 2023 en la Scuola Cònia de Claudia Castellucci en Cesena (Italia), en el marco del estudio de la Tecnica della rappresentazione. No obstante, la sinergia creativa que impulsa «Nubla» se materializa en 2024, cuando Adriana convoca a Paula para integrar su mirada al proyecto.








Ficha técnica

Compañía/artista: Adriana Tironi con la colaboración de Paula Castellano

Idea y dirección: Adriana Tironi

Intérpretes: Adriana Tironi

Dramaturgia: Adriana Tironi

Música: Original: J. Mouquet: La flute de Pan. II. Pan et les oiseaux

Efectos sonoros: Adriana Tironi

Iluminación: Adriana Tironi y Paula Castellano

Diseño espacio escénico: Paula Castellano

viernes, 16 de mayo de 2025

 LAS CHARCAS EN FERMOSELLE

Se cuenta que hace algunos decenios, en las afueras de Fermoselle, existían dos lagunas o charcas que desempeñaban un papel muy importante en la vida cotidiana de sus habitantes. Estas lagunas eran utilizadas principalmente como abrevaderos para el ganado, pero también adquirieron un protagonismo social que va más allá de su función práctica.

En tiempos pasados, cuando el acceso al agua potable no era tan fácil ni tan abundante como en la actualidad, estas charcas se convirtieron en el principal recurso hídrico para los animales de Fermoselle. El ganado acudía a ellas para beber, y los labradores, en su labor diaria, dependían de ellas para que sus animales pudieran mantenerse bien hidratados. Sin embargo, el uso constante por parte del ganado hacía que las aguas de las dos lagunas estuvieran lejos de ser limpias y cristalinas. La suciedad acumulada por los animales, junto con la falta de una adecuada higiene, convertía las aguas en algo turbio y de dudosa salubridad, en un verdadero cenagal.

A pesar de la falta de limpieza y las condiciones poco higiénicas, las lagunas tenían un uso inesperado: eran el lugar de baño para los hombres de Fermoselle. En una época en la que no se disponía de trajes de baño, las charcas se convertían en un espacio común para que los hombres, sobre todo en los calurosos días de verano, pudieran refrescarse y disfrutar de un momento de alivio tras las duras jornadas de trabajo en el campo. La tradición de bañarse en las charcas, a pesar de las malas condiciones del agua, era vista como algo habitual, una costumbre aceptada en la vida rural del pueblo.

Era un espacio en el que, al anochecer, se reunían muchos de fermosellanos, que se sumergían en las aguas turbias sin apenas preocuparse por la suciedad. La falta de ropa adecuada para bañarse no era un obstáculo, ya que el baño en estas lagunas formaba parte de un ritual de convivencia social. Era un lugar de encuentro, de risas y de charlas informales sobre el día a día, donde los hombres se relajaban y compartían historias mientras se refrescaban.

Sin embargo, las mujeres de Fermoselle no solían participar en este tipo de baños. En esa época, la sociedad era muy conservadora y las normas de género estaban estrictamente marcadas. Las mujeres no se bañaban en las mismas aguas que los hombres, y su contacto con las charcas estaba limitado a las tareas relacionadas con el ganado o con la recolección de agua. Además, la costumbre de nadar o de practicar el baño libre no era algo común entre las mujeres de la época. La falta de trajes de baño adecuados y el contexto social impedían que las mujeres pudieran disfrutar de este tipo de prácticas. Como consecuencia, muchas de ellas no aprendían a nadar, pues el acceso a las aguas para ellas era más bien una cuestión de necesidad (para lavar la ropa o realizar otras tareas) que de ocio o recreo.

Con el paso de los años, las necesidades y las costumbres de la sociedad cambiaron, y las viejas charcas dejaron de tener la misma importancia. Los avances en la infraestructura hidráulica y la mejora de las condiciones sanitarias hicieron que las lagunas perdieran su función original. La suciedad acumulada en sus aguas y la falta de higiene fueron factores determinantes para su progresivo olvido.

Sin embargo, en lugar de desaparecer por completo, la historia de las lagunas de Fermoselle dio paso a nuevas transformaciones que reflejan la evolución del pueblo. Hoy, una de estas antiguas lagunas, la de las Eras ha sido recuperada y transformada en la piscina municipal de Fermoselle, un espacio de recreo y ocio que ofrece a los habitantes del pueblo y a los visitantes la posibilidad de disfrutar de un baño en aguas limpias y acondicionadas, muy lejos de las condiciones de suciedad y turbieza que caracterizaban a la laguna de antaño. Esta piscina municipal se ha convertido en un lugar de encuentro en los calurosos meses de verano, un espacio donde las familias, los niños y los turistas pueden disfrutar del agua en un entorno saludable y seguro.

La charca de las Eras, era mucho menos atractiva para los bañistas. Su agua oscura y su aspecto algo tenebroso provocaban el miedo de muchos. Allí, apenas se bañaban personas, pues la sensación de temor que causaba su agua turbia desalentaba a los más valientes a meterse en ella.

Por otro lado, el espacio ocupado por la laguna de Santo Cristo, ha sido transformado en un moderno polideportivo, un complejo que alberga instalaciones para la práctica de deportes tanto al aire libre como bajo techo y desde hace unos años, en ese mismo espacio, funciona una guardería infantil. Este polideportivo no solo ha mejorado las infraestructuras deportivas del pueblo, sino que también ha proporcionado a los fermosellanos un lugar para el ocio, la actividad física y el bienestar, convirtiéndose en un centro neurálgico para la comunidad.

La transformación de estas antiguas lagunas en la piscina municipal y el polideportivo refleja la evolución de Fermoselle, un pueblo que ha sabido adaptarse a los tiempos modernos sin perder el vínculo con su historia y sus tradiciones. Las lagunas, que en su momento fueron testigos de una vida rural más austera y sencilla, hoy se han reconvertido en espacios de bienestar y recreo para las nuevas generaciones.

Aunque las charcas ya no son lo que fueron, su historia sigue viva en la memoria colectiva del pueblo. Aquellas tardes de baño en aguas sucias, los hombres que se reunían en las lagunas para charlar y refrescarse, y las mujeres que observaban desde lejos sin poder compartir esa experiencia, son parte de un pasado que, aunque lejano, sigue siendo un testimonio de las costumbres y la vida cotidiana de Fermoselle en tiempos pasados.

Hoy, en lugar de las aguas turbias de las antiguas charcas, Fermoselle ha dado paso a espacios más limpios y funcionales, pero sin olvidar nunca sus raíces. Las lagunas de antaño, convertidas en piscina y polideportivo, son el reflejo de un pueblo que sigue mirando al futuro con la misma dedicación y cariño con los que siempre ha cuidado su historia y sus tradiciones.


En aquellos tiempos los jóvenes y niños de Fermoselle se bañaban durante el día en el agua cenagosa de la charca de Santo Cristo. La entrada al agua, se encontraba llena de los excrementos de los animales que abrevaban en ella. Ranas, renacuajos, culebrillas nadando te las topabas a menudo. Había costumbre de saltar a modo de trampolín utilizando el pretil de piedra que la separaba de la carretera del cementerio. Era la forma más maravillosa de pasar las largas jornadas del verano en Fermoselle.

Pero no todo era diversión sin más. Si alguien decidía ir a la charca sin permiso, lo más probable es que al regresar a la orilla se encontrara con una reprimenda. Las madres, alertadas, iban hasta allí a por los niños, recogiendo la ropa que habían dejado en la orilla o en las lastras de uno de los laterales utilizados para tomar el sol, obligándolos a regresar a casa, a menudo de forma algo incómoda. Sin embargo, para muchos de esos niños y jóvenes, la charca de Santo Cristo se convirtió en un lugar de recuerdos felices de los largos y cálidos veranos, una tradición sencilla, pero profundamente vivida.

Esos veranos junto a las charcas de Fermoselle son un reflejo de una época donde, aunque no existían grandes comodidades, los momentos compartidos alrededor de estos espacios naturales formaban una parte entrañable de la vida cotidiana del pueblo.

sábado, 3 de mayo de 2025

 FOLK

(REVISTA 50 ANIVERSARIO)

La XXXVIII Muestra de Música y Danza Tradicional ha reafirmado, una vez más, el firme compromiso del Pulijón con la preservación y promoción del folclore castellano y leonés. Lo que comenzó con la organización de tres Certámenes de Tamborileros ha crecido hasta consolidarse en una cita imprescindible para los amantes de las tradiciones populares.


Por la plaza mayor de la Villa han desfilado algunos de los nombres más emblemáticos del panorama etnográfico regional. Desde la autenticidad de Mayalde hasta la fuerza expresiva de Vanesa Muela, pasando por la calidad interpretativa de Jambrina con Habas Verdes y el sabor tradicional de La Bazanca, el escenario se ha llenado de sonidos que hunden sus raíces en la memoria colectiva del pueblo.

Junto a estos destacados intérpretes, un nutrido grupo de agrupaciones de danza —provenientes en su mayoría de las provincias de Zamora y Salamanca—incluidos los componentes de la Asociación de Tamborileros “Juan de la Encina” y el grupo infantil “Ocellum Durii”, ambos de Fermoselle, han aportado el color y la elegancia de sus trajes tradicionales, así como la energía y el rigor de unas coreografías que han sabido transmitir la vitalidad de nuestras raíces.


Música, danza, tradición y emoción se han dado la mano para convertir esta edición en una auténtica fiesta del alma popular, corroborando que el Pulijón continúa haciendo del folclore una de sus más firmes señas de identidad.

jueves, 1 de mayo de 2025

 FRANCISCO GALIANA HERNÁNDEZ

(EXALCALDE DE FERMOSELLE)

 Días atrás visitó Fermoselle una joven pareja unida a la familia de Francisco Galiana Hernández. Siempre escucharon a su tío expresar con pasión y cierta nostalgia sus sentimientos sobre los años pasados en la Villa así como la labor tan importante que había realizado. Ahora han querido comprobar in situ esas vivencias viajando a Fermoselle y pasear por sus calles y plazas a la vez que visitar sus puntos más emblemáticos, entre ellos las bodegas de la Asociación Cultural “El Pulijón”, momento que recoge “Guerra de Colores” con su cámara.

Pues aprovechando esta visita y debido a la relación personal y epistolar que mantuvo Galiana con nuestra Asociación hago una breve biografía basada en el texto que aparece en el libro de Manuel Rivera Lozano titulado FERMOSELLE.

Francisco Galiana Hernández nació en San Felices de los Gallegos, una pequeña localidad de la provincia de Salamanca, marcada por la sobriedad castellana y el espíritu laborioso de sus gentes. En busca de nuevos horizontes, se trasladó a Fermoselle el 10 de noviembre de 1930. Aquí contrajo matrimonio, formó su hogar y residió durante cuarenta años, dejando una profunda huella en la vida local.

Desde el primer momento, Galiana demostró una vocación de servicio y liderazgo natural. El 24 de abril de 1948 tomó posesión como concejal electo del Ayuntamiento de Fermoselle. Su dedicación, energía y capacidad de organización no pasaron desapercibidas, lo que le llevó a ocupar diversas responsabilidades en la vida pública: fue nombrado alcalde-presidente del municipio, jefe local, delegado comarcal de Auxilio Social, consejero y diputado provincial. Su labor fue incansable, siempre orientada a mejorar las condiciones de vida de sus vecinos y a impulsar el desarrollo de una localidad que, en aquellos años, se enfrentaba a graves carencias estructurales.

El episodio que lo elevó al rango de figura casi mítica dentro de la memoria colectiva de Fermoselle fue su decisiva intervención para dotar a la villa de un sistema de abastecimiento de agua potable, una necesidad histórica que parecía inalcanzable por la complejidad técnica, la falta de medios y las difíciles condiciones de la época. A pesar de estos obstáculos, Francisco Galiana se entregó con determinación al proyecto, convencido de que la voluntad política y el compromiso con el bien común podían vencer incluso las barreras más duras.

Gracias a su liderazgo y a la colaboración de sus compañeros de consistorio, a su empuje personal y su fe en el futuro, el sueño de generaciones de fermosellanos se convirtió en realidad. La llegada del agua potable no solo resolvía un problema de salubridad y calidad de vida, sino que marcaba un antes y un después en la historia de la localidad, abriendo la puerta a nuevas posibilidades de progreso y bienestar. Fue una conquista social de un valor incalculable.

El reconocimiento por esta obra histórica no se hizo esperar. En sesión plenaria celebrada el 9 de julio de 1952, el Ayuntamiento de Fermoselle aprobó por unanimidad un homenaje en forma de placa conmemorativa, instalada en el consistorio, que recoge este emotivo texto:

“A don Francisco Galiana Hernández, alcalde realizador del abastecimiento de aguas, Fermoselle le nombra hijo adoptivo y alcalde honorario perpetuo.”


Este gesto oficial consagró su figura como una de las más relevantes de la historia contemporánea de Fermoselle, símbolo de entrega desinteresada, visión política y amor por la comunidad.

Con el tiempo, y tras finalizar su etapa pública, Francisco Galiana se trasladó a Puerto Rico, donde vivió sus últimos años. Allí enviudó, pero nunca perdió el vínculo afectivo con la villa que lo adoptó y a la que tanto había dado. A lo largo de los años realizó frecuentes viajes de regreso a Fermoselle, en los que compartía entrañables jornadas con familiares, amigos y numerosos vecinos que seguían reconociendo en él a una figura entrañable, respetada y admirada.

En una de esas visitas recogió “EL PULIJÓN DE ORO” distinción otorgada por la Asociación El Pulijón y aprobada en su asamblea general en 1983. En la foto que se aporta le acompañan, entre otros, el presidente de la Asociación y su amigo Antonio Regojo.



Del libro de Rivera trascribo estos datos sobre otros objetivos cumplidos durante su mandato de corregidor de la Villa: “ Además de la “traída de aguas” se preocupó también de la calidad, asistencia y aprovechamiento de la enseñanza, organizó y controló las fiestas de toros (dentro y fuera de la plaza), puso en marcha un ciclo de conferencias culturales, sociales y económicas a lo largo de cinco años, organizó el traslado procesional de la Virgen de la Bandera coincidiendo con las fiestas de Agosto, estableció la llamada merienda torera con el fin de recabar esfuerzos y ayudas, levantó el monumento a los caídos y un largo etcétera.”

Francisco Galiana Hernández forma parte del legado vivo de Fermoselle. Su ejemplo sigue siendo una fuente de inspiración para quienes creen en el poder transformador del compromiso cívico y en la fuerza de la voluntad cuando va guiada por el bien común.