FRANCISCO GALIANA HERNÁNDEZ
(EXALCALDE DE FERMOSELLE)
Pues
aprovechando esta visita y debido a la relación personal y epistolar que
mantuvo Galiana con nuestra Asociación hago una breve biografía basada en el
texto que aparece en el libro de Manuel Rivera Lozano titulado FERMOSELLE.
Francisco
Galiana Hernández nació en San Felices de los Gallegos, una pequeña localidad
de la provincia de Salamanca, marcada por la sobriedad castellana y el espíritu
laborioso de sus gentes. En busca de nuevos horizontes, se trasladó a
Fermoselle el 10 de noviembre de 1930. Aquí contrajo matrimonio, formó su hogar
y residió durante cuarenta años, dejando una profunda huella en la vida local.
Desde el
primer momento, Galiana demostró una vocación de servicio y liderazgo natural.
El 24 de abril de 1948 tomó posesión como concejal electo del Ayuntamiento de
Fermoselle. Su dedicación, energía y capacidad de organización no pasaron
desapercibidas, lo que le llevó a ocupar diversas responsabilidades en la vida
pública: fue nombrado alcalde-presidente del municipio, jefe local, delegado
comarcal de Auxilio Social, consejero y diputado provincial. Su labor fue
incansable, siempre orientada a mejorar las condiciones de vida de sus vecinos
y a impulsar el desarrollo de una localidad que, en aquellos años, se
enfrentaba a graves carencias estructurales.
El episodio
que lo elevó al rango de figura casi mítica dentro de la memoria colectiva de
Fermoselle fue su decisiva intervención para dotar a la villa de un sistema de abastecimiento de agua potable, una
necesidad histórica que parecía inalcanzable por la complejidad técnica, la
falta de medios y las difíciles condiciones de la época. A pesar de estos
obstáculos, Francisco Galiana se entregó con determinación al proyecto,
convencido de que la voluntad política y el compromiso con el bien común podían
vencer incluso las barreras más duras.
Gracias a su liderazgo y a la colaboración de sus compañeros de consistorio, a su empuje personal y su fe en el futuro, el sueño de generaciones de fermosellanos se convirtió en realidad. La llegada del agua potable no solo resolvía un problema de salubridad y calidad de vida, sino que marcaba un antes y un después en la historia de la localidad, abriendo la puerta a nuevas posibilidades de progreso y bienestar. Fue una conquista social de un valor incalculable.
El
reconocimiento por esta obra histórica no se hizo esperar. En sesión plenaria
celebrada el 9 de julio de 1952,
el Ayuntamiento de Fermoselle aprobó por unanimidad un homenaje en forma de
placa conmemorativa, instalada en el consistorio, que recoge este emotivo
texto:
“A don Francisco Galiana Hernández, alcalde realizador del abastecimiento de aguas, Fermoselle le nombra hijo adoptivo y alcalde honorario perpetuo.”
Este gesto
oficial consagró su figura como una de las más relevantes de la historia
contemporánea de Fermoselle, símbolo de entrega desinteresada, visión política
y amor por la comunidad.
Con el
tiempo, y tras finalizar su etapa pública, Francisco Galiana se trasladó a Puerto Rico, donde vivió sus últimos
años. Allí enviudó, pero nunca perdió el vínculo afectivo con la villa que lo
adoptó y a la que tanto había dado. A lo largo de los años realizó frecuentes viajes de regreso a Fermoselle,
en los que compartía entrañables jornadas con familiares, amigos y numerosos
vecinos que seguían reconociendo en él a una figura entrañable, respetada y
admirada.
En una de esas visitas recogió “EL PULIJÓN DE ORO” distinción otorgada por la Asociación El Pulijón y aprobada en su asamblea general en 1983. En la foto que se aporta le acompañan, entre otros, el presidente de la Asociación y su amigo Antonio Regojo.
Francisco
Galiana Hernández forma parte del legado vivo de Fermoselle. Su ejemplo sigue
siendo una fuente de inspiración para quienes creen en el poder transformador
del compromiso cívico y en la fuerza de la voluntad cuando va guiada por el
bien común.
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