jueves, 1 de mayo de 2025

 FRANCISCO GALIANA HERNÁNDEZ

(EXALCALDE DE FERMOSELLE)

 Días atrás visitó Fermoselle una joven pareja unida a la familia de Francisco Galiana Hernández. Siempre escucharon a su tío expresar con pasión y cierta nostalgia sus sentimientos sobre los años pasados en la Villa así como la labor tan importante que había realizado. Ahora han querido comprobar in situ esas vivencias viajando a Fermoselle y pasear por sus calles y plazas a la vez que visitar sus puntos más emblemáticos, entre ellos las bodegas de la Asociación Cultural “El Pulijón”, momento que recoge “Guerra de Colores” con su cámara.

Pues aprovechando esta visita y debido a la relación personal y epistolar que mantuvo Galiana con nuestra Asociación hago una breve biografía basada en el texto que aparece en el libro de Manuel Rivera Lozano titulado FERMOSELLE.

Francisco Galiana Hernández nació en San Felices de los Gallegos, una pequeña localidad de la provincia de Salamanca, marcada por la sobriedad castellana y el espíritu laborioso de sus gentes. En busca de nuevos horizontes, se trasladó a Fermoselle el 10 de noviembre de 1930. Aquí contrajo matrimonio, formó su hogar y residió durante cuarenta años, dejando una profunda huella en la vida local.

Desde el primer momento, Galiana demostró una vocación de servicio y liderazgo natural. El 24 de abril de 1948 tomó posesión como concejal electo del Ayuntamiento de Fermoselle. Su dedicación, energía y capacidad de organización no pasaron desapercibidas, lo que le llevó a ocupar diversas responsabilidades en la vida pública: fue nombrado alcalde-presidente del municipio, jefe local, delegado comarcal de Auxilio Social, consejero y diputado provincial. Su labor fue incansable, siempre orientada a mejorar las condiciones de vida de sus vecinos y a impulsar el desarrollo de una localidad que, en aquellos años, se enfrentaba a graves carencias estructurales.

El episodio que lo elevó al rango de figura casi mítica dentro de la memoria colectiva de Fermoselle fue su decisiva intervención para dotar a la villa de un sistema de abastecimiento de agua potable, una necesidad histórica que parecía inalcanzable por la complejidad técnica, la falta de medios y las difíciles condiciones de la época. A pesar de estos obstáculos, Francisco Galiana se entregó con determinación al proyecto, convencido de que la voluntad política y el compromiso con el bien común podían vencer incluso las barreras más duras.

Gracias a su liderazgo y a la colaboración de sus compañeros de consistorio, a su empuje personal y su fe en el futuro, el sueño de generaciones de fermosellanos se convirtió en realidad. La llegada del agua potable no solo resolvía un problema de salubridad y calidad de vida, sino que marcaba un antes y un después en la historia de la localidad, abriendo la puerta a nuevas posibilidades de progreso y bienestar. Fue una conquista social de un valor incalculable.

El reconocimiento por esta obra histórica no se hizo esperar. En sesión plenaria celebrada el 9 de julio de 1952, el Ayuntamiento de Fermoselle aprobó por unanimidad un homenaje en forma de placa conmemorativa, instalada en el consistorio, que recoge este emotivo texto:

“A don Francisco Galiana Hernández, alcalde realizador del abastecimiento de aguas, Fermoselle le nombra hijo adoptivo y alcalde honorario perpetuo.”


Este gesto oficial consagró su figura como una de las más relevantes de la historia contemporánea de Fermoselle, símbolo de entrega desinteresada, visión política y amor por la comunidad.

Con el tiempo, y tras finalizar su etapa pública, Francisco Galiana se trasladó a Puerto Rico, donde vivió sus últimos años. Allí enviudó, pero nunca perdió el vínculo afectivo con la villa que lo adoptó y a la que tanto había dado. A lo largo de los años realizó frecuentes viajes de regreso a Fermoselle, en los que compartía entrañables jornadas con familiares, amigos y numerosos vecinos que seguían reconociendo en él a una figura entrañable, respetada y admirada.

En una de esas visitas recogió “EL PULIJÓN DE ORO” distinción otorgada por la Asociación El Pulijón y aprobada en su asamblea general en 1983. En la foto que se aporta le acompañan, entre otros, el presidente de la Asociación y su amigo Antonio Regojo.



Del libro de Rivera trascribo estos datos sobre otros objetivos cumplidos durante su mandato de corregidor de la Villa: “ Además de la “traída de aguas” se preocupó también de la calidad, asistencia y aprovechamiento de la enseñanza, organizó y controló las fiestas de toros (dentro y fuera de la plaza), puso en marcha un ciclo de conferencias culturales, sociales y económicas a lo largo de cinco años, organizó el traslado procesional de la Virgen de la Bandera coincidiendo con las fiestas de Agosto, estableció la llamada merienda torera con el fin de recabar esfuerzos y ayudas, levantó el monumento a los caídos y un largo etcétera.”

Francisco Galiana Hernández forma parte del legado vivo de Fermoselle. Su ejemplo sigue siendo una fuente de inspiración para quienes creen en el poder transformador del compromiso cívico y en la fuerza de la voluntad cuando va guiada por el bien común.

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