EL PULIJÓN COMO SÍMBOLO
(REVISTA 50 ANIVERSARIO)
Entre los muchos debates mantenidos por los componentes de la primera Junta en BasaurI allá en el último trimestre del año 1.973 estuvo el relativo a la creación del anagrama que nos habría de acompañar y representar en años sucesivos y que actualmente se mantiene tal cual. Tras la valoración de algunos de los bocetos presentados y barajados uno por uno se decide que el nombre y el anagrama oficial sería uno de los símbolos festivos que por excelencia destaca durante los días de toros: EL PULIJÓN.
El Pulijón es un palo largo en forma de tridente, sobre el que se coloca un cántaro roto por el centro, de barro, en el que se depositan trozos de pellejos de vino impregnados de pez o cualquiera otra materia combustible a las que luego se les prende fuego para que las llamas iluminen las diversas calles por las que Manuel Choto y Paco Marujo, últimos portadores, lo paseaban al iniciarse la noche y antes de las verbenas. Siendo así, podemos deducir que el pulijón era la antorcha que con su luz convocaba al vecindario a disfrutar de la fiesta nocturna.
El primer Pulijón, de palo de encina, lo cortaron en la parte más alta del pueblo, junto a la actual residencia, los entonces socios José Robles y José F. Montero.
Con ello se pretende conseguir dos objetivos: que los mayores depositen sobre sus llamas los recuerdos lejanos de su infancia en toros y por otro lado que los más jóvenes no se olviden de este símbolo señero que los fermosellanos de más edad lo llevamos grabado en nuestros corazones.
¡VIVA EL PULIJÓN!
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