sábado, 31 de julio de 2021

 EN LA VÍSPERA DEL 1 DE AGOSTO

Se cuenta que en tiempos muy lejanos, llegando el primer día del mes de agosto y cumpliéndose las doce horas del mediodía, cuando el sol apretaba sobremanera, el corregidor de la Villa, apostado sobre el balaustre de la balconada de su dependencia municipal, elevaba su altiva mirada a lo alto del entramado férreo que acoge una enorme campana y se dirigía con voz potente y un tanto temblorosa al mocetón que agarrado a la maroma que cuelga del badajo esperaba órdenes para ejecutar su trabajo. Y así le gritaba:

 



“Vamos, vamos, campanero.

No te hagas de rogar.

Inicia el repiqueteo

De campana sin igual.

Invita al vecindario

A cantar y a bailar,

A disfrutar de las fiestas,

Y a beber sin parar.

Que son los días del año

Abiertos a la amistad,

Compartiendo la alegría

En momentos de hermandad.”

 El campanero, que era seleccionado entre lo más granado de la juventud fermosellana, debía ser fornido, con porte de atleta y responsable de sus actos. Esa  distinción de “campanero oficial” le hacía merecedor de los parabienes del vecindario así como del halago de todas las mozas casaderas.




Como decía,  el mozo iniciaba una especie de baile infernal intentando atraer hacia él a los dos centenares de hierro fundido y labrado que conforman el “cobijo” de la campana y que se movían al ritmo frenético que le imprimía con mucha habilidad y seguridad. Eran unos minutos de emoción que extasiaban  al pueblo entero, incluso se comentaba que en cualquier punto terrestre en el que se encontrara un  fermosellano de bien la sentiría tañer en lo más recóndito de su interior.

Finalizado el “toque campanil” el corregidor, acompañado de sus alguaciles luciendo sus trajes de gala, bajaba hasta el centro de la plaza donde saludaba y departía con los vecinos allí congregados.

Desde 1889, llegado el 1 de agosto, se repiten gestos y situaciones. Constituye un evento que se viene conservando incluso en los tiempos más difíciles como ocurrió en 2020, a pesar del COVID.

Desde esta página del Pulijón os deseamos unas muy felices fiestas de “San Agustín 21” ¡Va por vosotros!

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