sábado, 1 de julio de 2017

LA NOCHE DE SAN JUAN
EN FERMOSELLE
Desde mi adolescencia no había coincidido en Fermoselle la Noche de San Juan. A fuer de ser sincero, este año hice el firme propósito de presenciar el rito y la tradición que se produce esta noche mágica  año tras año. Ha variado en bastantes aspectos (volumen del material a quemar, personas asistentes sin ánimo de intervenir, participantes con muchas ganar de disfrutar de la noche como protagonistas, número de saltadores…, pero no ha perdido su esencia y significado, así como su metodología. 
Todo se preparó con minuciosidad: base de arena en la plaza mayor para evitar el deterioro del suelo; vallado del recinto del fuego por cuestión de seguridad; colocación de la pira en forma piramidal con cepas cubiertas de plantas olorosas (tomillo blanco y limón, alegría, hinojo, romero)  tan abundantes en los Arribes; encargados de la ceremonia; en fin, que no se dejó nada al azar siendo todo controlado…¡hasta la hora de inicio!


Antes de las 12 de la noche se notaba en la plaza mayor y en sus aledaños que algo importante se iba a producir. El calor del día hizo que la temperatura agradable a esa hora animara a cientos de vecinos a congregarse en el recinto. El  regidor de la villa y algunos ediles miraban con suma atención el reloj para dar la orden del prendido de la hoguera. Sonaban las doce y tirando de cerilla se produjo el momento esperado. 
Con rapidez las llamas se avivaron y hubo que alejarse de ellas en plan preventivo mientras el aire se llenaba de aromas vegetales. El murmullo de la gente iba in crescendo a la vez que la fuerza inicial de las llamas perdía vivacidad. Ahora se retiran las vallas y comienza el rito propiamente sanjuanero. 
Un numeroso grupo de asistentes se toman de las manos formando un corro que danza en torno a la hoguera. La señora Emilia, igual que lo ha hecho durante muchos años, inicia una especie de conjuro que repiten los participantes: “…Antes de que me vengan a chupar, brujas, brujos, zánganas, zánganos, que vayan a contar, las tejas del tejar, la paja del pajar…”. 
Y  entonan la tonada típica y esperada:
“A coger el trébole, el trébole, el trébole,
A coger el trébole
La noche de San Juan.
A coger el trébole, el trébole, el trébole,
A coger el trébole
Los mis amores van.”
Una salva de aplausos cierra esta parte que se ha ido alternando con el lanzamiento de papeles manuscritos con las cosas que se desean quemar. Es la oportunidad para los “saltadores del fuego”. Chicos y mayores lo hacen con mucha destreza y siguiendo el turno correspondiente. Un par de caídas, sin importancia, animaron el cotarro, sin que se produjeran daños reseñables.
La noche se alarga, pero antes hay que rematar la fiesta con los dulces y la queimada preparada al efecto,  ofrecida por el consistorio para cuantos se acercaron a degustarlos. ¡Todo estaba demasiado rico¡ Eran las 2 de la madrugada cuando se dio por finalizada la Noche de San Juan ahogando los restos de la hoguera.

Desde luego, no perdí el tiempo asistiendo a esta costumbre fermosellana y seguro que volveré. Quedáis convocados para el día 23 de junio de 2.018…a media noche.

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