sábado, 15 de enero de 2022

  A VUELAPLUMA

AURORA CORTÉS MARCOS

“LA RONDA” – “UN PASEO POR FERMOSELLE NEVADO”

Aurora Cortés estudió enfermería en la universidad de Salamanca, ejerciendo actualmente esa profesión en el subcentro de salud en Villarino de los Aires y anteriormente en otros pueblos de la zona desde hace treinta años. Reside en Fermoselle, su pueblo, donde está implicada en una serie de iniciativas que se traducen en frutos apetecibles de cara a la ornamentación de la Villa. Gran enamorada de la naturaleza gusta de realizar rutas por las diferentes zonas de los Arribes y Sayago, al igual que paseos por los rincones de Fermoselle, acompañada de su marido, Toño, encargado de inmortalizar con su máquina de fotos todos los detalles con los que se topan en sus desplazamientos. Dominadora del lenguaje y conocedora de la idiosincrasia  fermosellana, Aurora remata todas sus salidas con unas  excelentes descripciones que te trasladan a la auténtica realidad. Aquí dejo dos muestras de su valía como escritora.


LA RONDA 

“Si todos los caminos conducen a Roma, por qué no desviarse un poquito a la izquierda y disfrutar del paseo de la Ronda en Fermoselle. Antiguamente los mozos y mozas las tardes de domingo acudían a este paseo. ¿Y cómo no enamorarse en semejante escenario?

Si miras hacia arriba dos inmensas moles de piedra granítica, las Cachas del Culo, sostienen el mirador del castillo vista sin igual hacia el río Duero.

Paseando tranquilamente disfruta de unas casas colgadas que desafían la gravedad. El sol del atardecer las tiñe de un color dorado tan intenso que no es posible dejar de mirarlas.


Sobre las piedras crecen  chumberas que muestran sus higos chumbos, que van desde amarillo, naranja a rojo intenso, de gran sabor pero ¡ojo! que esos frutos se defienden con unos pequeños picos que se incrustan y puedes tardar una tarde entera en sacarlos. Como curiosidad, los cactus tienen un parásito, la cochinilla, utilizado para obtener el colorante rojo carmín. Junto a ellos los granados con una flor naranja intenso y en octubre abre sus frutos.

A ambos lados de la carretera te puedes encontrar cornicabra, llamada cuerna en Fermoselle, un pequeño arbusto utilizado para injertar la planta del pistacho. Otra curiosidad es que esta planta desarrolla una agalla en forma de cuerno que no es ni flor, ni fruto, ni semilla, sino una hoja hipertrofiada inducida por un pulgón.

También te puedes encontrar zumaques utilizados para curtir pieles, muy importante en la época en que se hacían los pellejos y para teñir las ropas de un color parduzco de las señoras que quedaban viudas y tenían que vestir el luto.

Sigue mirando hacia arriba y observa lo poco que queda de la muralla del castillo. Para terminar abre la puerta en la fuente del pozo Mergúbez.”

 UN PASEO POR FERMOSELLE NEVADO

“Me gusta mirar por la ventana y ver caer los primeros copos de nieve. La ilusión de ver a todos gritando... Que va a cuajar., Que ya está cuajando...


Levantarme por la mañana un domingo y ver el paisaje nevado. El brillo de la nieve virgen cuando recibe los rayos del sol, pisarla y oír el crepitar bajo mis botas; la sensación de pureza. Me gusta hacer muñecos de nieve, una lucha de bolas, los gritos de mis hijas cuando se tiran cuesta abajo por una calle nevada ¡Menudas cuestas que hay en Fermoselle! Volver a casa y calentarme a la lumbre.

Abrigarme y pasear lentamente por este pueblo mirando tanta belleza. Y lo que más me gusta... es vivir aquí.”


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