sábado, 30 de agosto de 2025

 ROMANCE AL ABUELO DE LA PLAZA

En la plaza de madera,
donde el toro al sol reluce,
vivía un poste muy viejo
que el alma del pueblo induce.
 
Le llaman todos El Abuelo,
por su historia y su presencia,
testigo de mil faenas
y de tardes con esencia.


 Fue columna de la fiesta,
firme, noble, centinela,
y aunque el tiempo lo vencía,
nunca perdió su estela.
 
El pasado lo retiraron,
con respeto y con dolor,
mas no hubo quien lo olvidara
ni quien le negara honor.
 
Hoy lo montan en la esquina
de la iglesia parroquial,
como un santo de madera
con su porte celestial.


Los fermosellanos vienen,
lo fotografían sin cesar,
porque en su figura
vive la memoria popular.
 
No hay tabla que lo iguale,
ni estructura tan leal,
pues su cuerpo es un archivo
de la fiesta ancestral.


Cuando suenan los clarines
y la plaza vuelve a armar,
el Abuelo se levanta
como un padre sin rival.
 
Y aunque ya no esté en el centro,
ni sostenga el ruedo igual,
su presencia es más que firme,
es legado inmortal.

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