"A VUELAPLUMA"
FERMOSELLE: ALMA, VINO Y TOROS
BENJAMÍN IGLESIAS
Iniciamos una nueva sección que titulamos “A VUELAPLUMA”. En ella irán
apareciendo textos escritos por muy variados personajes relativos a los
festejos taurinos en Fermoselle y también a sus gentes y vivencias en general.
Hoy es un texto un tanto sentimental de Benjamín Iglesias. Este comentarista taurino, fermosellano de adopción y gran amigo de la Peña El Pulijón, donde compartió con la sociedad muchos ratos de camaradería, plasmó en el programa de fiestas de 1.974 unas reflexiones personales sobre la autenticidad del binomio FERMOSELLE-TOROS. Aquí la trascripción:
Hoy es un texto un tanto sentimental de Benjamín Iglesias. Este comentarista taurino, fermosellano de adopción y gran amigo de la Peña El Pulijón, donde compartió con la sociedad muchos ratos de camaradería, plasmó en el programa de fiestas de 1.974 unas reflexiones personales sobre la autenticidad del binomio FERMOSELLE-TOROS. Aquí la trascripción:
Niños jugando "al toro" |
Página del cartel de 1.974 |
“Y los
toros. Fermoselle en sí es un toro. Un toro-toro, de los que en argot taurino
denominamos “tíos”. Nuestro pueblo no podría vivir sin toros, sencillamente
porque forma parte de su idiosincrasia, de su ser. Como no podría ser
Fermoselle sin su Virgen de la Bandera, sin su Arco, sin su Castillo.
Fermoselle es así por un compendio de cosas entre las que no puede faltar el
toro. Porque él forma parte de su costumbrismo que es tanto como decir su
historia.
Año
cincuenta…y tantos, Yo, todavía un niño, ya jugaba al toro. Poco podía imaginar
entonces que otros toros más azulados, más fieros, me esperaban a lo largo de
mi existencia de hombre. Dibujaba mis verónicas sin atisbar todavía los
mantazos que tendría que dar al difícil bicho de la vida. Señalaba mis
estocadas sin tampoco vislumbrar los bajonazos que habría de propinar en otros ruedos,
una vez saliera del ruedo fermosellano.
Cartel Dionisio Recio |
Quise ser
torero y me quedé en aficionado. Hubiera querido ser para siempre de Fermoselle
y la marejada humana me llevó por otros derroteros. Me hubiera gustado ser un “Marujo”,
o un “Choto”, llevando la antorcha del “Polijón”, símbolo de Fermoselle y me he
quedado en un simple comentarista taurino. Hubiese preferido beber para siempre
nuestro vino fermosellano y he tenido que tragar otros vinos.
Cartel Antonio de Jesús |
Fermoselle.
Años cincuenta, más o menos. Desde Dionisio Recio a Victoriano Posada y Antonio
de Jesús, toreros que desfilaron por nuestra plaza por entonces, hasta Antonio
del Castillo, que debía actuar y al que un marrajo asesinó en Masueco, una
semana antes. Toreros, toros, pueblo, vino, talanqueras con rojos lomos de
sangre. La Virgen de la Bandera en andas, un niño jugando al toro, el viejo
Emilio, el guardia, vigilando la plaza.
Los
cohetes, el toro de fuego, las verbenas de Santa Colomba, los churros calientes,
los portugueses ahítos de escabeche, los puestos de melones y sandías, mis
viejos maestros, las Escuelas Nuevas, Don Basilio, el “Prado”, los toritos
nerviosos por locuras…que lejos os habéis quedado.
Sin
embargo, Fermoselle, ¡qué cerca estás, todavía!”
(Imágenes sacadas de internet)
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