jueves, 21 de agosto de 2014

 NIÑOS EN LOS FOGONES DEL PULIJON
Los del Pulijón llevan varios años promocionando el arte culinario a nivel de los más pequeños y jóvenes en su noble y peculiar planta compuesta de cocina, asador y comedor. De ahí que desde hace una decena de años (nos adelantamos a todas las televisiones) coincidiendo con el miércoles de la “semana grande” organice un taller de cocina dirigido por algunas madres expertas en la materia. En esta ocasión han sido cuarenta niños y 8 jóvenes los que han participado con muchas ganas de aprender a cocinar divirtiéndose.
La jornada gastronómica se desarrolló en dos fases. La matinal se dedicó a la preparación de lo más básico: elaboración de mandiles y gorros de cocina, pintado de carteles alusivos a la actividad, compra de algunos productos a utilizar, repartos de trabajo, distribución de espacios y otros aspectos que conllevan a cumplir con el objetivo propuesto. La tarde se entra directamente en materia. Para este año el menú consistió en la elaboración de hamburguesas y brochetas de frutas variadas.
Con sus impolutos atuendos de cocineros iniciaron la tarea. Unos con el troceado de frutas (melón, sandía, piña y melocotón) que fueron colocando en bandejas separadas. Otros con el lavado y cortado de lechuga, cebolla, tomate y queso. Un tercer grupo se dedicaba a preparar las bandejitas y los palillos con la etiqueta de PULICHEF. Con ayuda de los mayores se habilitaron las planchas para el preparado de la carne. Los niños seguían la operación a cierta distancia observando el cambio de color que iban tomando las hamburguesas y el aroma que soltaban al contacto con el metal.
Cuando todos los ingredientes estuvieron dispuestos, entre cánticos, gracietas y consejos de las cocineras se emprendió la parte final, es decir, la elaboración y el acabado de los dos platos que posteriormente ofrecerían a los socios adultos para su degustación. Era algo digno de ver cómo todos los participantes, arremangados y con las manos limpias, se olvidaron de complejos y se dedicaron a “levantar” los diferentes “pisos” de cada hamburguesa que colocaban con cuidado y cariño en uno de los dos cuencos de la bandeja mientras rellenaban de patatas fritas el otro. El resultado final resultó todo un espectáculo de colorido y ricos sabores al decir de los ciento sesenta comensales que dieron buena cuenta del producto.

Iniciativas como ésta no solo ayudan a potenciar el gusto por la cocina y por el trabajo magníficamente realizado sino que empuja a la amistad y camaradería entre los participantes. Agradecemos a las madres y adultos que han aportado su ayuda desinteresada y les emplazamos para la jornada del próximo año.

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