EMOCIÓN EN EL PRIMER
ENCIERRO INFANTIL
¿Quién dijo que la afición a los toros está en camino de
extinguirse? ¿Quiénes imponen o tratan de imponer a los ciudadanos que son
gustosos de la fiesta tan ancestral, como es la taurina, acompañar por las
calles de sus pueblos, bien corriendo o como espectadores, a una manada de
morlacos? Que se acerquen a Fermoselle y después que opinen.
Viene esta breve reflexión después de celebrarse el primer encierro
infantil de este año organizado por la peña “El Pulijón”. Con emoción contenida
y ganas de fiesta se concentraban cientos de niños sobre las 11:30 de la noche
a lo largo de la arteria principal de Fermoselle y en su tramo situado entre el
Arco y la Plaza Mayor. Todo se encontraba preparado para el festejo y la suelta
de cuatro novillos simulados y un poderoso cabestro de
nombre “Campano”, nueva incorporación de la ganadería del Fari que pasta en la
finca de los Olivicos. No pudieron faltar los ritos iniciales: reparto de hojas
de periódicos enrolladas, ejercicios previos de calentamiento, canto a San
Agustín y el toque de trompeta para indicar la salida.
Con las caras expectantes de los
pequeños, y también de los mayores, padres y abuelos que corren sujetando a los
suyos, y los latidos del corazón a tope se inicia el encierro tan esperado
durante todo un año. El encargado de abrir el cañizo del Arco cumple con su cometido.
Los cornúpetas ya están en la calle y a
golpe de cencerros anuncian que se han puesto en marcha. La estampida de los
muchachos es general calle abajo. No hay tiempo de pensar ni de mirar atrás.
Hay que llegar al coso como sea por lo que la velocidad es extrema. El ganadero
y sus mayorales azuzan a los animales que lentamente van perdiendo contacto
entre sí al acometer contra los espectadores que abarrotan las aceras. Ahora,
con la manada totalmente rota, los más atrevidos toman contacto con los
novillos simulados, viéndose unas carreras que para sí les gustaría a otros
afamados corredores. Ya llegan a la plaza y entre el griterío y los vítores de
los subidos a los tendidos y los que se han apostado en las talanqueras se
producen los cortes de rigor. Se les deja reposar un poco y nuevamente calle
arriba con las mismas secuencias: carreras veloces con las caras desencajadas, el sudor que ya se aprecia en caras y
vestimenta, los apelotonamientos al borde de las aceras, algún temeroso
llorando, los más osados abanicando la testuz, los balcones repletos de gente,
el numeroso gentío avisando a voces del peligro y así durante cuatro subidas y bajadas haciendo
las delicias de todos los concentrados en el recorrido. Eran las 12 de la noche
cuando se dio por finalizado este primer encierro.
El viernes por la tarde,
organizado por la peña los Bravos y en la noche del sábado a cargo de las dos
peñas, se repetirán de nuevo con la participación de 10 astados y algún caballo
pertenecientes a ambas ganaderías.
Como colofón, decir que se
produjeron infinidad de tropezones y alguna caída sin consecuencia por lo que
los voluntarios de la Cruz Roja apostados en el trayecto no tuvieron necesidad
de intervenir. Agradecimiento a todos ellos por su colaboración a la seguridad
de este festejo.
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