jueves, 21 de agosto de 2014

EMOCIÓN EN EL PRIMER ENCIERRO INFANTIL
¿Quién dijo que la afición a los toros está en camino de extinguirse? ¿Quiénes imponen o tratan de imponer a los ciudadanos que son gustosos de la fiesta tan ancestral, como es la taurina, acompañar por las calles de sus pueblos, bien corriendo o como espectadores, a una manada de morlacos? Que se acerquen a Fermoselle y después que opinen.
Viene esta breve reflexión  después de celebrarse el primer encierro infantil de este año organizado por la peña “El Pulijón”. Con emoción contenida y ganas de fiesta se concentraban cientos de niños sobre las 11:30 de la noche a lo largo de la arteria principal de Fermoselle y en su tramo situado entre el Arco y la Plaza Mayor. Todo se encontraba preparado para el festejo y la suelta de cuatro novillos simulados y  un poderoso cabestro de nombre “Campano”, nueva incorporación de la ganadería del Fari que pasta en la finca de los Olivicos. No pudieron faltar los ritos iniciales: reparto de hojas de periódicos enrolladas, ejercicios previos de calentamiento, canto a San Agustín y el toque de trompeta para indicar la salida.
Con las caras expectantes de los pequeños, y también de los mayores, padres y abuelos que corren sujetando a los suyos, y los latidos del corazón a tope se inicia el encierro tan esperado durante todo un año. El encargado de abrir el cañizo del Arco cumple con su cometido. Los cornúpetas ya están en la calle  y a golpe de cencerros anuncian que se han puesto en marcha. La estampida de los muchachos es general calle abajo. No hay tiempo de pensar ni de mirar atrás. Hay que llegar al coso como sea por lo que la velocidad es extrema. El ganadero y sus mayorales azuzan a los animales que lentamente van perdiendo contacto entre sí al acometer contra los espectadores que abarrotan las aceras. Ahora, con la manada totalmente rota, los más atrevidos toman contacto con los novillos simulados, viéndose unas carreras que para sí les gustaría a otros afamados corredores. Ya llegan a la plaza y entre el griterío y los vítores de los subidos a los tendidos y los que se han apostado en las talanqueras se producen los cortes de rigor. Se les deja reposar un poco y nuevamente calle arriba con las mismas secuencias: carreras veloces con las caras desencajadas,  el sudor que ya se aprecia en caras y vestimenta, los apelotonamientos al borde de las aceras, algún temeroso llorando, los más osados abanicando la testuz, los balcones repletos de gente, el numeroso gentío avisando a voces del peligro   y así durante cuatro subidas y bajadas haciendo las delicias de todos los concentrados en el recorrido. Eran las 12 de la noche cuando se dio por finalizado este primer encierro.
El viernes por la tarde, organizado por la peña los Bravos y en la noche del sábado a cargo de las dos peñas, se repetirán de nuevo con la participación de 10 astados y algún caballo pertenecientes a ambas ganaderías.

Como colofón, decir que se produjeron infinidad de tropezones y alguna caída sin consecuencia por lo que los voluntarios de la Cruz Roja apostados en el trayecto no tuvieron necesidad de intervenir. Agradecimiento a todos ellos por su colaboración a la seguridad de este festejo.






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