"EL ABUELO" DESCANSA ENTRISTECIDO
Se cuenta que en la arribeña localidad
de Fermoselle existe una figura taurina con cientos de años de leyenda pero que
cada agosto se transforma en realidad. Me refiero al “ABUELO”, personaje
ficticio que seguro la mayoría de los jóvenes lo desconocen y que los mayores
lo añoran durante estas fiestas de 2.020. De ahí que seguro él se sentirá
entristecido en el cobijo donde permanece el resto de año.
“El ABUELO” tiene el honor de ser la
pieza más emblemática y cotizada de los centenares de tablas y tablones que
conforman el coso taurino. Además de ser la más robusta y la de mayores
dimensiones recae sobre ella una de las principales
responsabilidades para mantener la seguridad de cuantos se reúnen durante los
días de fiestas en el interior de la plaza.
“El ABUELO”, en su situación tan
estratégica, tiene como misión sujetar al cañizo que sirve de cierre a la plaza
una vez han entrado los novillos que participan en el encierro aguantando los
tirones, el peso de los que se acomodan encima y la violencia a la hora de
cerrarlo. Son situaciones de mucho esfuerzo y peligro que nos tiene
acostumbrado a solventar con eficiencia.
Es verdad que se le va viendo un tanto
envejecido a la vez que toma un color que le da ese aspecto de veteranía bien
ganada en tantas batallas taurinas. Los encargados de la construcción de dicha
plaza lo miman con mucho esmero y en algunos momentos lo han tenido que
reforzar con aditamentos que le mantienen en forma.

Siendo niño, en aquellos años ya lejanos
en que funcionaban los “tablaos”, mi abuelo, Ángel Gavilanes, montaba en lo
alto del ABUELO una especie de estaribel o estante en forma de pódium en el que
tenían aposento tres personas. Una la ocupaba siempre él y las otras dos se
compartían por los hijos y los nietos. A mí me tocó el placer de contemplar las
actuaciones de los novilleros en tres ocasiones. Suficiente para sentir el
miedo cuando algún cornúpeta se enfrentaba a él y se producía un cierto temblor
perceptible por los de arriba. Siempre me impresionó el estridente chirrido de
las bisagras con las que sujeta al cañizo cuando se abre o se cierra.
Espero verle el próximo año tan enhiesto
y altivo como acostumbra.
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