DEL DIALECTO SAYAGUÉS AL HABLA FOLLACA
Cuando allá por el
siglo XV, nuestro paisano más célebre conocido como Juan de Fermoselle escribía
en algunas de sus obras utilizando el dialecto sayagués posteriormente recordado
por D. Miguel de Unamuno en su ensayo con título “Los Arribes del Duero” en
1.911 en el siguiente texto:
“Llevo algún tiempo recogiendo elementos para un estudio del habla
popular, o mejor, de las hablas populares de la región salamanquina, y cuanto
más material agavillo, más vasto me parece el que queda fuera de mi diligencia.
Lo que en la historias de la literatura española se conoce con el nombre de
dialecto sayagués, el lenguaje en que están escritas las farsas y églogas que a
fines del siglo XV escribieron Lucas Fernández y Juan del Encina…” nadie
supondría que un fermosellano de adopción se dedicaría a recoger una serie de
vocablos compilados en su “Diccionario Fermosellano”. Roberto Fariza es el
autor de dicha obra. Veamos un ejemplo de lo que se puede redactar asomándonos
a sus páginas:
“Avanzaba
como un pelupéndulo por los andurriales de la Peña Lobo cuando un papachiú y
una pagañera se disputaban posarse en una goncera asoliá. Algo más allá una
rubialga y un paporrubio se solazaban en una marrufa. De pronto observo que se
acerca Longinos, un hombre escamuciaó y un tanto esbambao.
Sin darnos cuenta
cogimos las chapas apoyados en un alizace mientras un labrador espelardia
colocaba una esparrilla para capturar a un lagumán cagamangos. En un momento dado, Longinos se
apartó para tirar del pantalón y cambiar el agua a las aceitunas. Finalizada la
faena corporal tomamos el cancarrio lleno de untapijas lecheriegas y sin
quererlo salió de su boca un gargallo azumbrado que me espurrió la cara amolándome
la tarde.
Después
de echar una pinta de purriela volvimos al pueblo, que se encontraba en cá
dios, acompañados por doquier de verdulagas, truviscos y cojonicos del Niño
Jesús alternando con algún garapaero, comentamos que el macho achifostronao del
pescarañas y trafullero Silverio había muerto de un cólico miserere dando un
violento revirón cuando lo estaban calzando.
Llegados
a la charca de Santo Cristo, infestada de gusarapos, lentejas y raniscas,
Longinos, que era un gusmia mancepulas, debía de espachar a los gurriatos y
quitar los grillos a las patatas por lo que nos despedimos a la zacapella.
Es de suponer que
algunas de estas palabras y expresiones un tanto arrusticadas tengan sus raíces
en la llamada “habla sayaguesa”.
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