LA CAMPANA TORERA HA ENMUDECIDO
Y se
lo tiene bien merecido después de comunicar con diligencia y puntualidad
exquisita a los fermosellanos del inicio de las diferentes actividades
comprendidas en la exhaustiva programación de los festejos patronales. Ahora
toma un largo periodo de descanso de 11 meses que pasará inadvertida a
excepción de las horas del reloj o, Dios no lo quiera, de alguna circunstancia excepcional peligrosa
para la localidad. En estos dos casos su tañido suena de manera diferente para
los fermosellanos y que lo perciben de manera clara.
A
nuestra Campana Torera le corresponde olvidar el ajetreo de estos días en las
que Emilio, el campanero oficial, la ha hecho trabajar con mucha intensidad y
una duración superior a la que nos tenía acostumbrado. Diez minutos continuos,
en cada sesión, trasmitiendo a los cuatro vientos la emoción y el carisma de los que se iban a celebrar en la plaza
mayor o cualquier otro punto de la Villa. Se nota que los años no pasan por
ella. Siempre el mismo sonido, el mismo timbre, la misma intencionalidad, los
mismos ritmos que arrastran a las gentes que durante el mes de agosto viven y
disfrutan en Fermoselle.

Ella,
desde lo alto de la torre del ayuntamiento, vigilará en silencio todo cuanto
ocurre en el ágora fermosellana, en el mentirote, en los bares. Estará atenta a
las fiestas y saraos que se ejecutan en Fermoselle durante el año. Señalará el
paso inexorable del tiempo a cuantos dirijan su mirada hacia la rejería que la
abraza en lo alto. Permanecerá inmutable a los avatares del día a día en el
pueblo. Guardará en su “memoria” lo que ha realizado durante el mes de agosto
sumándolo a la tranquilidad que le rodeará a partir de ahora. Le pedimos que
nos espere como ángel de la guarda a los amantes de la fiesta y de las
emociones.
Que
tengas un reparador y largo descanso,
amiga Campana Torera.
1 comentario:
BUEN escrito. VIVA LA CAMPANA TORERA
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