SE ACABARON LOS TOROS...
…Y
quedamos los “bobos”. Este dicho acuñado y muy utilizado en Fermoselle, y desde
hace unos años casi en desuso, viene a expresar de una forma muy significativa
lo que ocurre en gran parte de las familias una vez que finalizan las fiestas
patronales del mes de agosto.
Esta experiencia un tanto traumática y triste se expresaba muy acertadamente con ese dicho popular: “se acabaron los toros y quedamos los bobos”. No es que los fermosellanos residentes dedicaran ese calificativo de forma despectiva hacia sí mismos. No. Lo que pretendían era poner de manifiesto que el curso laboral se iniciaba de inmediato y sus hijos tenían la obligación de partir hacia sus puestos de trabajo y alejarse cargados de nostalgia hasta un nuevo año. Constituía un símbolo de partida, de despedida, de lágrimas que resbalaban por los rostros un tanto desencajados de los que se iban y de los que se quedaban, acompañando a los abrazos que parecían eternos. Todo este ritual, ¡melancólico ritual!, se convertía en un “hasta los toros”, otro dicho, en este caso esperanzador, que intentaba romper con la escena anterior.
Para
que nos hagamos una idea de esta especie de éxodo anual, en la década de los 70
y 80 las empresas concesionarias de viajeros desde Fermoselle fletaban varios
autocares que repletos de fermosellanos viajaban hasta el País Vasco, Cataluña e
incluso hasta Alemania y Suiza. Hoy eso ha desaparecido gracias a la
generalización de los automóviles.
Así
pues, la sensación de soledad y silencio que se produce a partir de estos días
festivos, lo mismo ayer que hoy, se mantiene y pervive en el corazón de los
fermosellanos. Sus calles y rincones vuelven a la paz y al sosiego que se
respira durante todo el año. La vida sigue en Fermoselle. Lo dicho: “Se
acabaron los toros y quedamos los bobos.” Feliz regreso a vuestros hogares.
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