ENMUDECIÓ LA CAMPANA TORERA
La
campana Torera de Fermoselle derrama lágrimas de Tristeza y se muestra
impotente enfrentándose a un mal que nos envuelve en la penumbra de la
nostalgia. Hoy es sábado en Fermoselle, SÁBADO DE TOROS, uno de los días más
señalado en las fiestas patronales. Son las 11 de la mañana y el pueblo duerme
placenteramente mientras el sonido de la campana ha sido incapaz de convocar a
los fermosellanos a despertar del letargo anual que nos amordaza. No ha podido
ser. Las calles siguen vacías y en silencio como si de un funeral se tratara.
Nunca
escuché en mis setenta y cuatro años de existencia que la campana enmudeciera
un sábado de las fiestas. Ese extraordinario acontecimiento se ha producido en
este 21 de agosto de 2012 en la hora matinal señalada. Los vecinos, a pesar de
todo, en la frontera del mediodía se han saltado la barrera del recuerdo llenando
calles y terrazas demostrando que, aunque pocas, quieren vivir las fiestas.
Pero nada que ver con lo que es habitual. Es sábado de toros, pero sin toros,
lo que quiere decir que las fiestas de Fermoselle continúan basadas en sus encierros, y no tanto en otros
festejos taurinos.
El resto de actividades, incluso los festejos taurinos, son
un aditamento que no consiguen paliar el amor y el arraigo a la tradición
ancestral de las carreras por las calles. Fermoselle, sin sus encierros y su
plaza de madera, se queda privado de la esencia que mueve a fermosellanos y
forasteros a transitar por sus calles, a buscar un sitio seguro para contemplar
el paso de la manada de astados, a arremolinarse en balcones, ventanas, cañizos
y zonas elevadas para aplaudir y vitorear a los mozos arriesgados que desafían
el empuje de los novillos, a comentar en torno a una buena tapa regada con un
vino de los Arribes el resultado final del encierro. ¡Ay mi Campana del alma!
¡Te han dejado sin voz un sábado de toros! ¡Te han dejado sola allá arriba, en
lo alto de la torre consistorial!
No
obstante, ¡alégrate! porque los fermosellanos te custodiaremos en el corazón
esperando que el próximo año recuperes tus traje de gala y lances al viento tu
canto de esperanza que seguro volverán a escuchar allá donde se encuentren cada
uno de tus vecinos. Duerme y descansa con la ilusión puesta en la madrugada del
SÁBADO DE TOROS, fiel a tu cita de las 11 de la mañana del mes de agosto del
año 2022. Estate segura de que aquí
estaremos acompañándote.
1 comentario:
Así es Antonio, que pena ver las calles vacías y no oír nuestra CAMPANA. Pero que bien escribes, un autentico periodista. No lo dejes de hacer nunca. Un abrazo
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