martes, 7 de agosto de 2018

¡QUE VIENEN, QUE VIENEN!
Este es el lema que se repite a voz en grito durante todo el recorrido de los encierros de Fermoselle. Lo mismo ocurre durante los ya conocidos ENCIERROS INFANTILES que desde hace muchos años programa la peña El Pulijón. Durante dos noches, el “miércoles y el viernes de toros”, repiquetea la Campana Torera para indicar que el festejo va a comenzar. Los cargadores de los toros simulados, así como los mayorales y “pastores” contratados por El Fari, propietario de la ganadería, se disponen a que todo se desarrolle con normalidad y sin incidentes (y es que la multitud de corredores a veces “le ponen los nervios a flor de piel a los organizadores” por lo que desde aquí piden colaboración a los adultos por si fuere necesario su colaboración).
Pero volvamos a la carrera. Mientras se entona el “A San Agustín pedimos…”frente a la hornacina de la capilla, cuatro morlacos de “piel-cartón”, junto al cabestro y a un jinete se disponen a lanzarse calle abajo, desde el Arco, hasta la plaza de madera. 
Arropados entre niños, padres y abuelos a una velocidad pasmosa  que transmiten a través de sus gestos, llegan todos, cornúpetas y corredores, al coso para que  sin tiempo de recuperar retrocedan, ahora calle arriba, hasta el punto de inicio. Cambio de portadores, pues la carrera es muy dura, y vuelta a empezar. Así varias subidas y bajadas sin que decaiga el vocerío, la animación, el buen ambiente y la alegría compartida. Pasada media hora de carreras y con los novillos exhaustos se da por finalizado cada encierro. Y todos satisfechos pensando en el próximo año.

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