PASEO POR LOS ARRIBES
La peña “EL Pulijón” ha retomado
una actividad en desuso desde hace bastantes años que ha denominado “RUTA
MEDIAMBIENTAL”. Hoy se ha materializado con la visita a diferentes parajes de
Pinilla, y reconocemos que ha despertado un interés inusitado entre sus socios
y simpatizantes. Han actuado como guías y expertos conocedores del arribanzo: Begoña,
Roberto y José Luis, los tres componentes del “Pulijón”. Desde aquí nuestro
agradecimiento.
A las 9,30 partieron hacia la zona
un centenar de personas, niños y adultos, transportados en 20 vehículos que les
han aproximado hasta la primera parada. A unos 500 metros de la carretera a
Pinilla y por camino de tierra y pedregal, llegaron a uno de los alcornocales
más extensos y mejor conservados de la comarca sayaguesa. La sorpresa de los
caminantes fue mayúscula al contemplar unos ejemplares centenarios del “quercus” cobijados bajo la mirada del “abuelo” excelentemente conservado, con su porte
altivo conformado por un tronco de 6 metros de circunferencia y un vuelo de
ramaje para dar sombra a todos los allí presentes multiplicados por diez. Unos
metros más abajo nos esperaba otra
sorpresa; una serie de lagunas, que dan vida a la flora y fauna estival, mostraron
su frescura y la inevitable gracia de las ranitas que hacen de esa zona una
especie de arcadia feliz. ¡En esta ocasión hemos sido afortunados!
A media mañana, y como se había
programado, nos encaminamos al paraje del Jimbrón para, avanzando unos cientos de metros,
enfrentarnos a unas vistas de los arribes, con el Duero, sereno y mayestático,
como dormido, en la profundidad del abismo, que sobrecogió, por su
espectacularidad, a los que tuvieron valor de encaramarse en los roquedales.
Fotos y más fotos para el recuerdo inmortalizaron las cámaras de los
participantes. Y a continuación había que reponer fuerzas en la chopera que
acompaña a la “Fuente de la Vide” donde los más pequeños disfrutaron jugando
con el agua que emanaba, fría y transparente de los manantiales que aguantan el
estiaje. Casi no hizo falta sacar los
bocadillos de las mochilas pues el “Pulijón” ofreció hornazo, chorizo,
salchichón, agua y vino suficiente para satisfacer a los comensales.
Posteriormente Roberto obsequió a todos con un ejemplar de granate, mineral
extraído en la misma zona.
Ya de regreso a Fermoselle hubo
tiempo para contemplar una de las encinas más llamativas y visitadas que se
ubica a una corta distancia de la carretera.
Solamente decir que todos los
participantes han disfrutado de un día maravilloso de campo y naturaleza que
les ha roto la monotonía del día a día y que será inolvidable para buena parte
de la familia “pulijonera”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario