CRÓNICA DE UNA HORA ANUNCIADA …
EN FERMOSELLE 2022
Cuando aun resuena impoluto el eco de los ultimos sonidos emitidos por la campana y el vecindario permanece estático en el ruedo, escribo apresuradamente y con mucho rigor esta crónica de un acontecimiento único que se produce en Fermoselle llegado el día 1 de agosto de cada año. Según manda la tradición, a las doce en punto de la mañana y por orden del regidor de la Villa, un aguerrido mocetón, ¡de momento mocetón!, se encarga de comunicar a los habitantes de nuestro planeta tierra que las fiestas patronales de San Agustín comienzan para júbilo de todo el orbe. Y lo hace tocando la Campana Torera que se encuentra en lo alto de la fachada del ayuntamiento.
A esa hora ya se han concentrado en la plaza mayor, transformada en coso taurino para estos días festivos, todos los vecinos que desean vibrar, en directo, con lo que desde lo alto se les ofrece. Emilio, el campanero oficial, como magnífico anfitrión del evento y que apenas si ha pegado ojo durante la noche, se dispuso con gallardía y maestría a cumplir con el encargo de tañer durante unos minutos esa campaña que todos los fermosellanos la llevan esculpida en su imaginario y que en el día de hoy la escuchan y la sienten allá donde se encuentren.
El toque ha sido continuo, sin interrupción, con un ritmo acelerado a la vez que acompasado, con los diferentes niveles de intensidad y velocidad que este enorme y voluminoso instrumento de percusión le permite, adoptando una postura de inclinación adecuada a la tarea y aferrado a la soga que pende del badajo para interpretar de forma maestra una partitura no escrita pero que cada año se repite y que viene a coincidir con la que todos memorizamos y tarareamos en nuestro interior.
Mientras esto ocurre en lo alto del campanario, la muestra de amor fraterno entre campana y campanero, el resto de componentes que conforman estos minutos de gloria e intensa emoción siguen apostados, unos en los tendidos y otros junto a las talanqueras, eso sí, buscando la sombra en una jornada y en una hora en la que el calor aprieta sobremanera, intentando no perder ripio de cuanto acontece a su alrededor. Unos boquiabiertos, otros con una amplia sonrisa que parece eterna, algunos iniciando los aplausos que al final se extendieron por todo el recinto y todos con las miradas fijas clavadas en un mismo punto de la parte superior del consistorio, valorando el buen hacer del campanero. En total se contabilizaron nueve minutos y cuarenta segundos.
El acto no dio más de sí. Los asistentes se fueron disgregando entre conversaciones relativas a lo que acababan de contemplar y aprovecharon para tapear y degustar los caldos de Arribes en los diferentes bares de la zona.
Coincidiendo en el tiempo y desde hace unos cuantos años se repitió el mismo protocolo en la Plazuela de Santa Colomba desde el campanil existente en el edificio anejo a la ermita del Bendito Cristo. Allí, los vecinos agasajaron a los presentes con chochos y limonada, amenizados con la gaita y el tamboril.
Esto acaba de acontecer en Fermoselle a las 12 de la mañana del 1 de agosto de 2022, lunes.
Pistoletazo de salida a unas fiestas que esperamos sean del gusto de todos los
fermosellanos y visitantes. Así os lo deseamos desde la Peña El Pulijón.
¡Felices fiestas de San Agustín y a disfrutar a tope, en lo que se pueda!
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