TIEMPO DEL “APAÑAO” DE ACEITUNAS
Los vecinos de Fermoselle, tomando al pie de la letra
refranes como este: “A últimos de noviembre, coge tu aceituna siempre”, o este
otro:”Por Santa Catalina, coge tu oliva y la vieja que lo decía, cogida la
tenía”, viven con intensidad el período de recogida de la aceituna. En fechas
pasadas se han seleccionado pequeñas cantidades que se recolectan
principalmente en verde con la finalidad de sabrosarlas al estilo
tradicional y posteriormente
presentarlas para el consumo de mesa tras ser aderezadas a base de ajo, laurel,
orégano, tomillo, sal, aceite, vinagre y unos trocitos de piel de naranja.
Y ahora se encuentran en plena faena que proporciona a los fermosellanos una notable fuente de ingresos bien monetarios o como materia prima a través del llamado “oro líquido”.
Es el momento de la recolecta de la totalidad del fruto del olivo y de su transporte a la almazara, labores que dependen exclusivamente del labrador- productor que es quien pone la mano de obra. La fase de elaboración pasa a desempeñarla la almazara cooperativa.
Lejanos quedan aquellos tiempos en los
que se cultivaban la totalidad de los olivares esparcidos por todo el término
municipal; los días que se trabajaba de sol a sol madrugando para iniciar el
apañado con las primeras luces; el asado de pestorejo o la ensalada de
escabeche de tonel con cebolla y aceitunas con los que se cumplía a la hora de
almorzar o comer; las recuas de borricos y mulas con los costales atestados de
los frutos en sus lomos; el ambiente casi en penumbra, a pesar de las llamas de
la lumbre, de las tahonas del tío Regalao y el tío Largo; el ambiente cargado y
ruidoso protagonizado por los que se reunían en ellas; mi tío Tirso que ejercía
como entendido en los diferentes pasos de la elaboración en la del Regalao; los
bollos que se “mojaban” en el aceite caliente recién hecha; las carreras infantiles
de “barcos” arrastrados por la corriente del alperchín que discurría por la
cuneta del Seco…En el tintero de los recuerdos quedan los posos de otros
momentos y otras sensaciones que conformaban el ciclo completo de la recogida
de la aceituna y la elaboración del aceite.
Finalizo con unos versos de una popular
canción que reflejan con claridad lo que acontecía en esa época:
“Pa” ganar siete perras con la aceituna.
Te pones con el alba y hasta la luna.
2 comentarios:
Buenos días nostalgia. Gracias por hacer historia de los "duros" tiempos pasados, que no volverán. ¿Recordar es volver a vivir?, ¡ojalá!
Amigo, a mi entender no son tiempos ni mejores ni peores, sencillamente son diferentes. Y aunque del pasado no se vive, a veces es bueno recordarlo para valorar el presente. Saludos.
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