40 ANIVERSARIO DEL PULIJÓN
1.973
– 2.013
Manuel Rivera Lozano nació en Fermoselle el año 1.942. Realizó estudios de Magisterio en Zamora y de Graduado Social en Salamanca. Su vida profesional la dedicó a la docencia pasando por los colegios de Fermoselle, Coreses y Zamora donde se jubiló como director del Arias Gonzalo. La labor de profesor la complementó con la de escritor, colaborador de diversos medios de comunicación e investigador. Reconocidos fueron todos sus escritos sobre Fermoselle publicados en el diario La Opinión de Zamora. Fue miembro del Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”.
Falleció el 30 de
septiembre de 2.013 a los 71 años de edad.
En reconocimiento a su labor le fue concedido por la Asociación Cultural “El Pulijón”, en el año 2.009, el “Pulijón de Oro”. En el 2.011 pregonó las fiestas patronales de San Agustín. El 24 de septiembre de 2.015, el Consistorio le declaró Hijo Predilecto de Fermoselle. En 2.016 se colocó en la fachada de la casa donde nació una placa recordando sus méritos como Profesor y Cronista de la Villa.
EN EL 40 ANIVERSARIO DE LA GRAN PEÑA FERMOSELLANA
“EL PULIJÓN” |
Muy pronto ganó
discípulos, seguidores y creyentes de su predicación no sólo en el Gran Bilbao,
sino también en el cinturón de poblaciones más próximas, donde tantos
coterráneos se habían instalado. Mi dilecto y recordado Ramón Bernardo “Monchi”
forma el primer dúo con el que sería en ciernes el Presidente de la Gran Peña
Fermosellana “El Pulijón”, que
rápidamente aumentaría de forma increíble con los muchos que se unieron en
Basauri, que permite ya formar la Junta
Gestora en calidad de socios fundadores.
Desde la villa, el señor cura párroco don Ángel Peláez, colabora
eficientemente y… se inscriben los Caleros, Tocos, Rana, Seco, Regojo (así reza
en el documento original), el recientemente fallecido y llorado Manuel Laguno,
mi querido compañero Antonio Gavilanes (que sería el 2º Presidente electo y
que, curiosamente, ese mismo año, sería padre del que llegaría a ser el 3º y
actual mandatario, mi admirado Alberto.
Y desde siempre estuvo mi colega Emilio García, factótum
inamovible, inquebrantable y cerebro gris de la Gran Peña, y los Panaderos,
Boteros, Marín, Licesios, Regalaos,
Berdión, Cebrián…
El Gobierno Civil de Bilbao, con fecha 22 de marzo de 1.976
comunica a la referida Asociación que ha quedado inscrita con el nº 656, y a
partir de aquí inician una frenética y admirable actividad que no ha cesado con el paso de los
años, ni con las adversidades contra las que han sabido luchar con tesón y fe ciega.
En más de una ocasión solicitaron mi opinión escrita, que también
he plasmado en el diario provincial y otros medios radiofónicos de mis asiduas
crónicas, y siempre fui sincero, y creo que acertado, en mis apreciaciones
personales.
También reconocí y valoré en alto grado que “El Pulijón” ha sido sin duda alguna la Gran Peña de todos los tiempos, porque habéis llevado a cabo lo que sus fundadores proyectaron en su fundación, porque habéis sabido estar a lo largo de tan dilatado espacio contra viento y marea, porque aportasteis principalmente a las fiestas savia nueva en muchos casos, aceite suavizante en las diferencias de criterios con otros destacados y bien organizados grupos, experimentasteis la convivencia ejemplar con los distintos poderes políticos de turno, pues disteis transparencia a vuestras actuaciones con el azul cielo y el blanco inmaculado de los colores del uniforme que a toda costa mantenéis, colaborasteis con sobrado conocimiento de causa en la confección de los programas festivos, culturales y recreativos, pusisteis en escena los Festivales Hispanoportugueses de música tradicional y danza, respondisteis espléndidamente con clase, buenas maneras y un especial estilo con la presencia en todos los espectáculos, porque habéis dignificado con mucho esfuerzo y acertadas ideas el domicilio social que causa admiración y deleite a todos los visitantes, porque supisteis mantener incólume y con la categoría y decoro preciso la inveterada antorcha de las fiestas que a lo largo de los tiempos se ha trasmitido de generación en generación hasta nosotros…
Una luminaria, alcandora, llama, hoguera portátil o chispeante luz
nocturna que tenéis presente como alma y vida en vuestro anagrama, junto al
tonel, cuba, barril, pipa o bocoy en el que se ennoblece el vino de buena
madre, y todo ello aureolado por una diadema de racimos y de sarmientos
ensortijados de vid.
Viejo cántaro escachado
sobre un palitroque con tridente de sujeción, maceta desechada, pote retirado
para cumplir misión más alta, puchero que ya no cuece pero que ilumina, panzuda
olla sin manteca o embutido, vasija con pellejos que arden con susurros de
“Coronela” y “Marandanga”, vaso con odres viejos que perfuman el ambiento de
las noches de agosto exhalando especial
olor de antañonas épocas…
Deseo expresaros mi particular felicitación por esos 40 años de
vida fructífera como asociación de tantos y tantos de mis paisanos y amigos,
por vuestras originales iniciativas, sin
duda alguna que dieron fuerza y vigor a unas fiestas en declive, porque
supisteis llenar de alegría y regocijo a un pueblo que dormía en el letargo de
la monotonía, que despertasteis a las gentes con el empuje imparable de vuestra
contagiosa ilusión y porque siempre os
guió el amor al pueblo que lleváis en lo más profundo.
Pero también quiero pediros que no desfallezcáis nunca, que en los
momentos difíciles busquéis la mano
franca del que quiera arrimar el hombro, remar a favor del viento de la
colaboración y animar con la compañía de la palabra hasta arribar en puerto seguro.
Que lo celebréis de la mejor manera y compartiendo la consabida alegría.
Que suene con más fuerza que
nunca la flauta y el tamboril, la caja y el bombo, platillos y
castañuelas, charangas y charambitas, cantad hasta la afonía y que se oiga como
nunca nuestra canción de identidad: “A
las cinco se encierran los toros”.
Plenamente justificado en tal fausto motivo me atrevo a solicitar,
con el mayor de los respetos, que el Ayuntamiento Pleno de la villa tenga a
bien conceder a la Gran Peña Fermosellana “El Pulijón” el reconocimiento
oficial al que se han hecho acreedores por su extraordinaria y desinteresada
labor y que así pueda colocar la distinción concedida (grabada en mármol o
bronce) sobre la noble fachada de su Casa Consistorial de la siempre denominada
“Plaza de los Toros”, para que sirva de estímulo y contemplación de todos.
Personalmente quiero
expresaros una vez más, aquí y ahora, el agradecimiento más sincero por haberme
honrado con el Pulijón de Oro
“El Pulijón de Oro” prestigia a la Peña dentro y fuera de
Fermoselle, al homenajeado le proporciona el orgullo sano entre los suyos y la
alegría consabida de saberse valorado en la comunidad de la que formó parte, en
el lugar que vio las luz del mundo, donde hizo muchos amigos entre sus vecinos
y paisanos, en los compañeros de la escuela de la Plaza o Santa Colomba, en los
juegos de balón en el reducido campo de San Albín, en su pandilla de fiestas y
juventud, entre los quintos de su reemplazo con los que no pudo cantar Los
Reyes, con los componentes de la rondalla o de los grupos de bailes regionales
representativos de la villa, entre los miembros de la comisión de festejos o
entre los muchos alumnos que tuvo…
Este reconocimiento lo recordaré siempre y mi gratitud irá pareja al tiempo que Dios me conceda salud y clarividencia, luciré en el ojal de la solapa la satisfacción correspondiente, el oro brillante de este galardón, recompensa muy bien pagada a un trabajo o dedicación totalmente desinteresado de estudio, divulgación y defensa de mi querido Fermoselle.
Y os prometo que a lo largo de estas próximas fiestas no os
faltará mi estímulo y consideración, refrescaré mis labios con la riquísima
limonada con la que siempre obsequiáis a los visitantes, probaré un puñado de
entremozos tan bien sabrosados por
vosotros, mi familia vivirá y compartirá conmigo esta efeméride, seguro que mis
nietas Elisa y Teresa entonarán y deletrearán “La Coronela” llenas de la
emoción de la que ya son capaces de vivir y…. compraré más lotería que en otras
ocasiones, porque este año corresponde celebrar la cuarentena de años del
nacimiento de la Gran Peña, pero también es la hora de que nos veamos
agraciados por la suerte.
Es mi deseo haceros llegar en su momento una reproducción de los
porteadores más populares que tuvo “El Pulijón”, insuperable retrato de Manuel
“El Choto” y Paquito “Marujo” que salió de las artísticas manos del recordado
fermosellano de adopción Luis Colino Toledo, para que se exhiba y contemple a
perpetuidad en vuestro domicilio social.
¡Mil felicidades y hasta dentro de diez años, que cumpliréis medio
siglo de gloriosa historia!
Con todo mi afecto y consideración.”
Manuel Rivera Lozano
………………
Profesor, escritor y cronista de Fermoselle
Pulijón de Oro 2009
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