CALUROSO DESFILE
En Fermoselle, el miércoles de
toros se respira la fiesta de manera especial; no en vano es el día en que se
da el pistoletazo de partida hacia los festejos más importantes de este San
Agustín 17. A las 11 de la noche se produce la concentración de las numerosas
pandas fermosellanas en la plaza mayor en la que se respira un ambiente propio
de un acontecimiento de interés general, ni más ni menos, que el Desfile de
Peñas.
El colorido de uniformes, los cánticos de gargantas ya destempladas, las
charangas, los carritos con bebidas, las pancartas y el ruido ensordecedor de tanta gente allí
apiñada y bailando al son del ritmo indescriptible del entorno, daban un tinte
al “coso maderil” irreconocible para propios y extraños.
Pero es el arranque esperado
durante todo el año. Todo lo que esté relacionado con el jolgorio se admite
durante la hora larga que dura el desfile. El recorrido por las principales
calles del pueblo se encuentra con gentes que, aunque no desfilan, apoyan con
sus aplausos y sus vítores a los sudorosos participantes. Es la noche del
ensueño para todo los fermosellanos.
Desde la balconada de la Casa
Consistorial el alcalde en funciones saluda a todos los vecinos en nombre del
alcalde titular que se encuentra de baja a causa de un problema de salud (desde
aquí le deseamos una pronta recuperación). Después de los correspondientes vivas
a San Agustín, patrón de los festejos, coreados por todos los asistentes a la
macrofiesta y al grito de “que se inicie el desfile” todo parece convertirse en
un caos organizado.
Se sale de la plaza para tomar la calle del Maestro Isidro
Cabezas. Nuestra peña lo hace la penúltima acompañada por: el pulijón con su
llama y su olor a pellejo perceptible a
lo lejos, la pancarta que se confecciona cada año, la agrupación de niños, la
charanga “CUCU Band” de Medina del Campo (magníficos estos chicos que un año
más repite con el Pulijón) y el resto de
los componentes se dirigen hacia la Plaza Vieja en perfecto orden.
Alguna otra
panda avanza junto al Pulijón para seguir también los ritmos de la charanga. El
Seco y la Plaza de las Eras será el primer parón de descanso. La tea del
Pulijón, gallardamente portada por un Tarabilla, necesita combustible,
aprovechando esta ocasión para reforzar el fuego. Seguimos hacia las Cuatro
Calles para llegar a la plaza de Santa Colomba. Aquí la parada es algo más
larga para refrescar a músicos y peñistas de cara al recorrido final.
Ahora,
calle abajo se pasa bajo el Arco, repleto de niños que esperan el I Encierro
Infantil con novillos simulados para llegar al domicilio social del Pulijón
dando por concluido el desfile al ser materialmente imposible llegar a la plaza
donde se había programado una discomóvil (no hay dinero para orquestas,
suponemos) a media hora de iniciarse el desfile (se nota que los organizadores
no participan en este evento y no tienen ni idea en lo que consiste, lo que se
disfruta y el tiempo que lleva en hacer el recorrido). Pero nos hemos divertido
a la vez que nos sentido muy felices,
una vez más, llevando el encanto festivo por excelencia a calles que durante el
año rebosan de tranquilidad.
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