UN
RAYO DE LUZ
Siguiendo hace
unos días la eucaristía desde el lado derecho de la nave central de la iglesia
parroquial de la Asunción de Fermoselle me llamó la atención algo singular que
se producía ante mis ojos; en una de las columnas en las que se apoya uno de
los tres arcos góticos volteados en la época de los Reyes Católicos, y en la
parte de conjunción entre el fuste y la basa, un rayo de luz iluminaba
sobremanera esa zona.
Aunque nada tiene que ver y salvando las diferencias, en
ese momento recordé el fenómeno que se produce en las iglesias de San Juan de
Ortega (Burgos) y Santa Marta de Tera (Zamora), conocido como “milagro de la
luz” y que es producido por la “luz equinoccial” que penetrando por uno de los ventanales
ilumina uno de los capiteles.
En el caso de Fermoselle y buscando su
procedencia, el rayo de luz se cuela por la vidriera ubicada en el hastial de
la fachada oeste dando de lleno en el punto anteriormente reseñado. Si
consideramos que la iluminación de la parroquial no es tan potente como para
eliminar las zonas más sombrías, ello nos permite disfrutar de ese resplandor
que incide en la columna. Pasados unos instantes, el efecto se diluyó
inevitablemente debido al movimiento de rotación de nuestro planeta.
Soy consciente de que
esta “experiencia” carece de valor para los lectores, no así para el
protagonista, pues para disfrutar de esa sensación lumínica hay que coincidir
en el tiempo y en el espacio exacto, algo que no ocurre todos los días.
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