LA MADRE NATURALEZA
Existe el dicho de que la madre naturaleza es
muy caprichosa y nos muestra de muchas formas su belleza y poderío. Lo podemos
aplicar a lo que sucede en Fermoselle. Nos situamos en un año tan a falta de
agua como este del 2.017 en el que sufrimos de manera implacable una sequía
larga e inmisericorde desde hace ya muchos meses. El efecto se observa en el
campo que viene agostado y sin visos de una pronta solución.
Pues bien, mientras esto ocurre, dentro de la
localidad, tanto en calles como en edificios, parece que ha comenzado la
primavera. Si nos damos un paseo por el casco histórico no parece que estemos
casi en pleno verano, pues aparecen plantas por doquier mostrando un
esplendoroso verdor y una vigorosa salud. Por supuesto que una buena parte lo único
que hacen es afear la imagen de Fermoselle a los ojos de vecinos y visitantes,
pero no deja de ser curioso que crezcan en lugares tan inverosímiles como los
que mostramos en las imágenes.
En la torre de la iglesia parroquial Nuestra
Señora de la Asunción, en la Plaza Mayor, junto al rótulo de la calle Palombera
hay muestras de vida vegetal, puntos en los que parece mentira pueda existir un
sustrato suficiente para el desarrollo de esas plantas y sin una mano que se
dedique a regarlas y abonarlas.
Así es la naturaleza, siempre imprevisible.
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