AGOSTO EN FERMOSELLE
Hoy es el
día. 1 de agosto. Se cumple la hora. Una hora redonda. Son las 12 de la mañana.
Momento en el que miles de fermosellanos en la diáspora dirigen sus pensamientos
y sus emociones hacia esa tierra que les
vio nacer o los ha visto crecer ( a los más jóvenes provenientes del exterior)
y en el que los residentes en la villa salen a la plaza mayor o a las calles
con la alegría desbordante que se produce cuando algo importante ocurre en el
entorno. Y es que ese símbolo taurómaco y festivo que conocemos como “Campana
Torera”, la “Campana”, lanza a los
cuatro vientos sus tañidos de hermandad que poseen una fuerza de convocatoria
inigualable. Comienza el mes de agosto, el mes más esplendoroso del año durante
el que los fermosellanos, aparcando sus quehaceres diarios, se reúnen en su
pueblo para disfrutar de los festejos de toda índole: gastronómicos, taurinos,
deportivos, musicales y culturales, entre otros, organizados por el Ayuntamiento y las
Peñas que dan vida y colorido a las fiestas.
Pero
volvamos a las 12 del mediodía. Mientras suenan las 12 campanadas aflora desde
lo más profundo de nuestro ser estos versos con rima popular y que se cumplen
cada año:
“Señor
Alcalde Mayor,
Por favor se
lo pedimos
¡Mande
tocar la Campana!
“Pa” que
sepan los vecinos
Que las
fiestas ya se inician,
Que
preparen lo debido,
Que avisen
a familiares,
Amigos y
conocidos,
Se pongan
en camino
Hacia esta
hermosa villa
Donde serán
recibidos
Como ellos
se merecen:
Con alegría
y buen vino,
Con
verbenas y vaquillas
Y encierros
de novillos.
¡Sed
bienvenidos, follacos,
Por el
mundo repartidos,
Que
disfrutéis de estas fiestas
Con
vuestros seres queridos!
A esa misma hora en la Plazuela de Santa Colomba un numeroso grupo de fermosellanos celebraban el inicio del mes festivo compartiendo viandas y vino de la tierra.
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