LA PATRONA REGRESA A SU SANTUARIO
Como
colofón a las fiestas patronales de Fermoselle se celebró la procesión en la
que se retorna a la patrona Virgen de la Bandera a su santuario de la iglesia
de San Juan o del Convento lugar donde se le da culto durante todo el año.
Unos días
antes, más concretamente el domingo día 17, se trasladó hasta la parroquial de
la Asunción en la que ha estado expuesta a creyentes y devotos. La finalidad de
esta estancia durante estos días de festejos taurinos es por la “supuesta protección
hacia los corredores para que no sufran percances de importancia”. Este año se
han producido varias cogidas pero sin más consecuencias.
A media
tarde del día 31 de agosto, fecha en que se inicia el novenario de la Patrona, se
le transporta en sus andas asistida por los mayordomos anuales y acompañada por
el párroco, autoridades y pueblo en general. Alternando cantos marianos con las
marchas de la orquesta la comitiva se dirige hacia la Plaza Vieja donde se
realiza el cambio de portadores. El templo de encuentra el lo alto de la Cuesta
San Juan y la subida se empina demasiado lo que dificulta el paso de los
cargadores. Ya en el rellano y a los acordes del “Himno Nacional” se le
introduce pausadamente flanqueada por numeroso público que aplaude con fervor a
su “adorada y querida virgen de la Bandera que con orgullo llevan en sus pechos
durante todo el año”.
A partir de
ese momento se inicia la eucaristía seguida de la novena, rituales que se
repetirán durante los nueve días para llegar al 8 de septiembre, festividad
mariana por excelencia en gran parte del territorio nacional y que aquí, en
Fermoselle, se conmemora con la advocación de Nuestra Señora de la Bandera,
imagen policromada en la que aparece la virgen amamantando a su hijo Jesús
recostado en su regazo.
Hasta esa
fecha septembrina muchos de los fermosellanos que se han acercado a la villa a
compartir fiestas y amistad con amigos y familiares alargan su estancia para orar en torno a la patrona.
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