EN LA VÍSPERA DEL 1 DE AGOSTO
Se cuenta que en
tiempos muy lejanos, llegando el primer día del mes de agosto y cumpliéndose
las doce horas del mediodía, cuando el sol apretaba sobremanera, el corregidor
de la Villa, apostado sobre el balaustre de la balconada de su dependencia
municipal, elevaba su altiva mirada a lo alto del entramado férreo que acoge
una enorme campana y se dirigía con voz potente y un tanto temblorosa al
mocetón que agarrado a la maroma que cuelga del badajo esperaba órdenes para
ejecutar su trabajo. Y así le gritaba:
No te hagas de rogar.
Inicia el repiqueteo
De campana sin igual.
Invita al vecindario
A cantar y a bailar,
A disfrutar de las fiestas,
Y a beber sin parar.
Que son los días del año
Abiertos a la amistad,
Compartiendo la alegría
En momentos de hermandad.”
Finalizado el
“toque campanil” el corregidor, acompañado de sus alguaciles luciendo sus
trajes de gala, bajaba hasta el centro de la plaza donde saludaba y departía
con los vecinos allí congregados.
Desde 1889, llegado
el 1 de agosto, se repiten gestos y situaciones. Constituye un evento que se
viene conservando incluso en los tiempos más difíciles como ocurrió en 2020, a
pesar del COVID.
Desde esta página
del Pulijón os deseamos unas muy felices fiestas de “San Agustín 21” ¡Va por
vosotros!
No hay comentarios:
Publicar un comentario