MANUEL RIVERA LOZANO
“HIJO PREDILECTO DE
FERMOSELLE” (II)
Siguiendo
con el post anterior relativo al homenaje que se dedicó en el Ayuntamiento de
Fermoselle a Manuel Rivera hacemos pública la reflexión que su hija Olga aportó
el día de tal efemérides y que ha tenido la amabilidad de cedérnosla para su
reproducción en este blog. Reconocemos que es un tanto extensa, pero por su
realismo, su profundo sentimiento, su lenguaje sencillo y fluido, sus pormenorizados
detalles del sentir de su padre y por la templanza en el momento de su locución,
merece la pena ofrecerla íntegra para el deleite de quien se complazca en leerla.
AGRADECIMIENTO
POR EL NOMBRAMIENTO DE HIJO PREDILECTO DE LA VILLA A MANUEL RIVERA LOZANO Y POR LA DENOMINACION DE LA CALLE CON SU
NOMBRE.
Señor
Alcalde – Presidente del Excelentísimo Ayuntamiento de Fermoselle y Corporación,
amigos y paisanos.
Olga porta el "Pulijón de Oro" de su padre |
La
satisfacción, emoción y orgullo que hoy nos embargan a toda la familia de
Manuel Rivera Lozano son tan inmensos como lo es el agradecimiento sincero y
efusivo hacia quienes han logrado enaltecer la memoria de mi padre otorgándole tan
magnos honores.
Rivera con el "Pulijón de Oro" |
Gracias
al Excelentísimo Ayuntamiento de Fermoselle, gracias a su Alcalde, Don
Alejandro Fermoselle Berdión y a su Corporación que han sabido reconocer la
labor realizada por el beneficio y honor de la villa.
Gracias
por el gesto repleto de sensibilidad, gracias por considerar y valorar a quien
divulgó el presente y glorioso pasado de la villa fermosellana, gracias por
perpetuar su existencia bautizando con su nombre la calle en la que vino al
mundo y en la que tan felizmente vivió su niñez y mocedad, gracias por
concederle el privilegio de ser hijo distinguido, de ser Hijo Predilecto de
esta Villa, de esta bendita tierra que él filmó toda su vida con el corazón y
con su virtuosa pluma transcribió al papel día a día, año tras año, para dejar
en herencia a las generaciones venideras.
Gracias
también a la embajadora de los emigrantes, Iza Flores, gracias por tus palabras
de afecto y sincero reconocimiento para quien ejerció un fermosellanismo por
convicción y devoción.
Papá,
desde la casa del Padre estarás gozando el agradecimiento que hoy te brinda tu
pueblo. Un agradecimiento que nunca soñaste porque tu único sueño era dar a
conocer más allá de nuestras fronteras el nombre de tu patria chica. Como tú
bien dijiste en el prólogo de tu libro, “no buscaste fama y reconocimiento, de
los que no eras amigo, tan solo tu propósito fue, porque lo llevabas muy dentro
de tu corazón, lanzar a los cuatro vientos lo que es y lo que fue Fermoselle”1.
Y así lo dejaste escrito para la posteridad.
Buceo
en tu impresionante y ordenado archivo y siento un retroceso en tiempo y
espacio, me sumerjo en ti y leo con tus ojos las palabras que un día fueron titular
periodístico: “Escribo sobre Fermoselle porque es mi locura y mi pasión”2.
Acompaña tu frase tu semblante sereno, sincero, honesto, irradiante de paz…
Intervención de Olga en el Ayuntamiento de Fermoselle |
Divisando
un espectacular escenario te explayas relatándome un pasado…
“Fermoselle,
solar patrio, noble desde siempre, cuyo origen se pierde en la más remota
antigüedad. Tierra marginada de olvidos, separada por fronteras naturales o
inventadas, pero unida en la resignación y en el esfuerzo de unas gentes
sencillas en su vivir, de limpias y despejadas mentes y de muy buen corazón.
Renombrados escritores y poetas cantaron sus ancestrales virtudes, sus usos,
costumbres y el respeto a sus mayores. Sus gentes son humildes, trabajadoras en
exceso y honrados a carta cabal.”4
Mirando
hacia el poniente divisamos el país vecino, adivinamos el océano inmenso e
imaginamos las américas. Nos acompaña un almendro nacido de la piedra, nacido
del milagro, nacido de glorias pasadas.
Me
cuentas que “somos descendientes de pobladores ligados a sus señores feudales
en tierras de realengo o abadengo, de misioneros en lejanas latitudes o de
conquistadores de Indias, de labriegos curtidos al sol. Somos también
descendientes de ejemplares funcionarios del orden, de la administración o de
destacados maestros en la escuela, instituto o Universidad; somos descendientes
de forzados emigrantes.”5 De aquellos que un día abandonaron su
patria chica para buscar nuevos mundos, para buscar mejores horizontes por la
variada rosa de los vientos, cruzando fronteras, mares y océanos, sin temor a
las distancias sin temor a los riesgos. Y todos ellos llevando por bandera,
llevando con orgullo, el nombre de su tierra.
Olga con Iza Flores, profesora e investigadora |
Hija,
mira ese “dulce rostro y a los misericordiosos ojos de esta Virgen que lleva
primorosamente en su regazo a Jesús Niño.”6
Junto
al camposanto, en la ermita de la Soledad, le pedimos al cristo Yacente, al
Señor de la Urna, descanso eterno para los que ya no están con nosotros.
Caminamos
hasta Santa Cruz y San Albín, rezamos junto al Santísimo Cristo de Santa
Colomba, y en la parroquia nos encontramos a nuestra Señora de la Asunción y a
una Virgen Inmaculada que bien sabes tú por qué te guiña un ojo. Y de fondo,
nos acompaña un miserere o el mater dolorosa entonados con el rancio tipismo
sacristanil de Ramiro.
Sobrevolamos
los trabajados y escalonados campos de vid y olivo, regados por el Padre Duero
y su Tributario Tormes, divisamos La Cicutina, la Cárcaba, El Piélago, El Caracol,
Las Llagonas... A orillas del Tormes, entre lavandas y brétulas una lágrima
recorre tu mejilla.
Papá,
¿por qué lloras?
Lloro
de emoción, lloro al recordar un sueño hecho realidad. “Un feliz 27 de junio de
1953, Fermoselle vistió sus mejores galas para celebrar por todo lo alto y
recibir con una de sus mayores alegrías el agua del río Tormes que, hasta
entonces pasaba burlón y tranquilo con toda indiferencia a nuestro lado. Una
obra titánica y de envergadura logró el abastecimiento de agua. Yo era un niño
de pantalón corto y recuerdo las interminables esperas en el Pozo “Portal”, en
“El Penao” o en “María Abril; las zozobras y rabietas de los chiquillos que
rompían sus cántaros, las fatigas para ir a buscar el preciado líquido a varios
Kilómetros y sé bastante de largas ausencias en el hogar paterno de un ser
querido. Fermoselle no olvida fácilmente las múltiples gestiones llevadas a cabo por aquella admirable y
recordada Comisión Pro-Abastecimiento de Agua.”7 ¡Fue un día grande,
memorable, un día que Fermoselle logró sacar el agua de la piedra!
Calle que lleva su nombre, anteriormente de la Libertad |
Los
sones de una campana irrumpen los nostálgicos y sentidos recuerdos de tiempos
pasados.
Escucha…,
son los sones de la campana torera, los sones de la campana que anuncian el
milagro de la fiesta eterna. “A finales de agosto surge el Fermoselle
multicolor, el de las grandes galas y de alegrías incontenibles, donde todo es
alborozo y vida risueña. Es nuestra fiesta con esencias de olor, color y sabor
más típicamente fermosellano, con una algarabía y variedad que causan
admiración a propios y extraños. Es la hora en que el corazón sencillo y magnánimo
de un pueblo abre su mano desparramando la semilla del buen humor a los cuatro
vientos; es la hora hermosa y esperada para el saludo y el abrazo del hijo
ausente, del visitante que llega o del huésped que comparte con nosotros el
hogar.”8
Aligeramos
el paso y entre cohetes e incesantes repiques, contemplamos desde la familiar
casa de “Los Regidores”, uno de esos espectáculos, el más fuerte y original, el
que atrae con más intensidad a sus gentes, el encierro de los toros.
Las
madres claman protección a los santos patrones, San Agustín y Virgen de la
Bandera. Las reses sortean maletillas, gritos, capotes y mozos con valor torero
hasta llegar hasta la artesanal e improvisada plaza de madera, hasta esa obra
de arte que es el corazón de la fiesta. Los aplausos, el gentío, los asados con
tíos y primos cantando la Coronela y la antorcha del Pulijón coronan la fiesta.
Son
los días de gloria de Fermoselle, víspera siempre de la tranquilidad, sosiego y
monotonía de la villa. Vísperas de soledades y de sudor de frente, víspera de
recogida de frutos de vid y olivo, sustento de sus gentes.
Placa colocada en la fachada de su casa natal |
Te
busco y no te encuentro. De nuevo me rodea tu palabra eterna, tu espectacular
cuaderno de bitácora. Descubro la biografía de un pueblo desde tiempos remotos;
me rodean montañas de documentos, fotografías, cartas, periódicos…
Encuentro
las palabras del que ejerció y sembró en ti su magisterio: “Vas a ocupar la
plaza de tu maestro, trabaja por tu pueblo y por sus niños”9;
encuentro tu detalladísima vida profesional, tus silenciadas felicitaciones de tus
superiores como ejemplar maestro de esta
villa, encuentro tu ilusión, tu vocación, tu afán de superación, tus anhelos y
tu corazón.
Me
pierdo entre los papeles que fueron tu vida y tu tesoro.
Ahora
entiendo aquellos días de mi tierna infancia, ahora entiendo el interminable e
incansable tecleo de aquella “Olivetti”
de color verde, transcribiendo datos, redactando artículos, dando forma a la
primera publicación de tu libro..., y yo a tu vera, merodeándote, jugando y
hasta recortando en pedazos tu pequeña colección de sellos.
Con
apenas dos décadas de vida, ven la luz tus primeros artículos en el zamorano periódico
sobre la vida escolar en Fermoselle. Te sirve este medio para plasmar agradecimientos,
cuentas a los niños la Leyenda de la cigüeña en Fermoselle, pregonas los
orígenes de creador del teatro, de Juan de la Encina, recuerdas aniversarios
del abastecimiento de aguas, congratulas al niño fermosellano “Premio Nacional
Plus Ultra”, o al niño ganador de un concurso literario (hoy regidor de esta
casa y discípulo agradecido), dedicas
necrológicas a quien te cantó sus nanas o te enseñó a leer, festejas el
triunfo provincial del grupo de Coros y Danzas de Fermoselle, solicitas
instalaciones deportivas, recuerdas la efeméride de las escuelas, agradeces al
programa “300 millones” la difusión de La Coronela, himno de esta tierra, homenajeas
a los corresponsales del periódico en Fermoselle, a José Rivera, tu padre y das
las gracias a los que cantan la gloria y admiran su belleza.
Casa natal de Manuel Rivera Lozano |
Y
hoy has recogido el grandioso fruto de la semilla que sembraste durante toda tu
vida sin escatimar trabajo, has recibido el inimaginable regalo del cumpleaños
que ayer hubieras celebrado en esta vida
terrenal.
En
vida gozaste el anticipo de este día de
gloria, pues tu pueblo te aplaudió, sintió y se emocionó contigo cuando, por
encargo del actual Sr. Alcalde pregonaste, con todo tu sentimiento, las fiestas estivales. Gozaste y luciste orgullosísimo el
“Pulijón de Oro”, galardón que te concedió la gran Peña Fermosellana. Y gozaste
y agradeciste el frecuente elogio y alabanza recibidos por las gentes de aquí y
de allá.
Desde
la otra vida les estarás eternamente agradecido y en tu nombre, les doy las
gracias. Y me consta que continuarás descubriendo las entrañas de esta villa y
pidiendo indulgencia para aquella cigüeña excomulgada por arrebatar el sudario
de la cruz, para que con su regreso las calles se llenen de retoños que
perpetúen la existencia y aseguren la prosperidad de la villa.
Olga y una de sus hijas con el vicepresidente del Pulijón |
En
herencia me dejaste tus valores, tus verdaderos caudales, y tu palabra
perpetua, la que hoy ha estado con nosotros.
Desde
el cielo, también tus padres, quienes te inculcaron el amor por la tierra que
te vio nacer, estarán plenos de gozo; el abuelo José, como funcionario
entregado que fue de esta casa, estará levantando acta del grandioso
acontecimiento, la abuela Pilar preparará sabrosos periquillos para festejarlo
y la Virgen de la Bandera, habrá dejado por un momento a su hijo para darte un
abrazo y recoger tu ofrenda, las ramas de vid y olivo con las que compartiste
raíces y que te arroparon, entre flores multicolores de abrazo, hasta tu última
morada como humilde y noble escolta.
¡Y
todos al unísono te aplaudiremos y cantaremos a ritmo de coronela, brindaremos
con los caldos de esta madre tierra y jamás olvidaremos que Fermoselle fue tu
locura y tu pasión!
¡Muchas
gracias a todos por compartir con nosotros este día tan entrañable!
En Fermoselle, a 12 de Marzo de 2016
Olga Mª Rivera
Esteban
1,
2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 10: Libro Fermoselle
y artículos del periódico “La Opinión- El Correo de Zamora”. Autor Manuel
Rivera Lozano.
9:
Texto de D. Manuel de San Faustino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario