“A VUELAPLUMA”
“LOS ARRIBES DE FERMOSELLE”
MIGUEL DE UNAMUNO
MIGUEL DE UNAMUNO
El genial
poeta y pensador español perteneciente a la Generación del 98 nació en Bilbao
el 29 de septiembre de 1.864, muriendo de un infarto cardíaco en Salamanca el
31 de diciembre de 1.936. Fue profesor, decano y tres veces rector de la
gloriosa universidad de Salamanca. El gigante ibérico llenó con su obra y su
acción un gran periodo de la historia de su tiempo. En 1924 fue desterrado a
Fuerteventura desempeñando el cargo de Diputado en las Cortes Republicanas de
1931 a 1933.
Abarcó
todos los aspectos del saber humanístico: filósofo, novelista, ensayista,
dramaturgo, poeta, conferenciante y periodista.
Algunas de
sus obras más importantes son: Del sentimiento trágico de la vida, Niebla, La
tía Tula, Paz en la guerra, La agonía del cristianismo, Tres novelas ejemplares
y un prólogo, entre otras.
Los
primeros textos de Unamuno con las tierras zamoranas como centro están fechados
en 1.905 y 1.906. Muchas fueron las ocasiones en que el autor de Niebla estuvo
en nuestra ciudad o provincia y diversas también las que atravesó tierras
zamoranas. En 1.905 él mismo nos dice que estuvo en Zamora y Fermoselle y fruto de este viaje es su
artículo “Los Arribes de Fermoselle”, publicado en Hojas Selectas de Barcelona
en dicho año. La parte referida a las tierras zamoranas dice así:
“En dos ocasiones, y a distancia de cuatro años de una a otra, he
visitado la Ribera y sus arribes; la una durante los Carnavales de 1.898, y la
otra en los primeros días de mayo de 1.902. La primera vez entré por Masueco,
la segunda por Fermoselle.
Fuimos a Fermoselle desde Zamora, Atravesando la mísera tierra de
Sayago, llena de calvicies, entre enclenques robles. Según se baja hacia la
Ribera, las arboledas menudean más y se hacen más lozanas y de un verde más
rico, y dais vista a Fermoselle, encaramada sobre peñascos cual para ver cómo
se abrazan Tormes y Duero. Diriase que han sido sus viviendas sembradas a voleo
sobre los peñascos, y peñascosas a su vez. Es cosa corriente en Castilla que
parezcan los pueblos brotados de las entrañas de la tierra madre, berroqueños y
pardos como ella, y no fábrica de industria puesta allí por mano del hombre.
Unamuno y su comitiva saliendo de Fermoselle (1902) |
Es Fermoselle pueblo de gente ingeniosa en buscarse la vida, que se
esparce por todas partes vendiendo mercancías. Jáctanse los fermosellanos de
que allí se reciben cartas de las cinco partes del mundo. Sólo en Buenos Aires
me han asegurado que pasan de cien los fermosellanos allí establecidos. Cuando
pasamos por Fermoselle llenaba aquellos contornos con su fama el Doroteo, de
fin trágico, un imitador de Juan Moreira el gaucho, el cual Doroteo murió
cazado por el pueblo un día de Corpus. De él he de escribir.
De Fermoselle, por entre empinados berruecos, bajamos al Tormes para
cruzarlo y pasar a Villarino. Y es inolvidable la paz inmensa de un río que
discurre en lecho de piedra, entre árboles que se agarran a la roca con sus
raíces. El recato del agua en estas soledades infunde pureza en quien lo mira”.
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