¡VIVA
SANTA CRUZ!
Si hay un
día especialmente esperado por los fermosellanos, ese es el Lunes de Pentecostés.
Día catalogado como fiesta local junto al de la Virgen de la Bandera, el 8 de
septiembre ¿Motivo? La celebración de la romería del Cristo del Pino o de Santa
Cruz. Esta ermita que se sitúa a unos dos kilómetros del centro urbano, en un
paraje de extraordinaria belleza y desde el que se puede contemplar unas vistas
espectaculares del arribanzo y del caserío de Fermoselle, recibe cada año a
cientos de romeros que continúan con una tradición inmemorial que se conserva
tal cual se celebraba en sus orígenes.
Es una fiesta conformada por un fuerte componente religioso aderezado
con una importante parte lúdico-gastronómica que se vive con intensidad por
todos los participantes.
A las 10 de
la mañana partió la comitiva desde la plaza mayor. La encabezaban las
autoridades locales, presidida por el alcalde electo Alejandro Fermoselle, le
seguían el grupo de mayordomas ataviadas con un vistoso y colorido uniforme
apropiado para la ocasión y también los tamborileros de Juan de la Encina que
pusieron la nota musical y como primicia presentaron una tonada con letra y
música de Agustín Borges y cuyo estribillo dice:
Santa Cruz,
Santa Cruz, Santa Cruz
En la
ermita del Cristo del Pino
Esta fiesta
del Cristo divino.
Santa Cruz,
Santa Cruz, Santa Cruz
Romería para
disfrutar
“Pa” comer,
beber y cantar,
“Pa” comer,
beber y bailar.
A pie y
soportando el fresquito de la mañana desfilaron por las calles de Fermoselle,
en una primera parte, y posteriormente entre tierras de olivos y viñedos que
recuerdan que seguimos en la estación primaveral. Llegados a la explanada se
inicia la Santa Misa en un templo abarrotado de personas y engalanado días
antes por las mujeres de la localidad. El párroco don Isaac presidió la
ceremonia. En la homilía recordó el significado de esta fiesta en un día tan
señalado en el tiempo litúrgico.
En el
exterior cada grupo se dispuso a preparar lo típico de la mañana, es decir, el
chocolate con churros y bizcochos que todo el mundo asistente toma hasta
saciarse. Mientras, los romeros bailan jotas y cualquier otro ritmo que marquen
los tamborileros y la charanga. No podía faltar el juego del “Corro del Chocolate”
en el que una moza situada en el centro del corro con ademanes de elaborar el
chocolate es preguntada repetidas veces por el pretendiente desde el exterior con
este soniquete: “Señora María, ¿está hecho el chocolate?” Cuando ella responde
que “sí” el mozo la persigue mientras ella zigzaguea pasando entre los vanos de
quienes forman el corro con las manos entrelazadas y los brazos en alto intentando
no ser alcanzada por su perseguidor.
Llega el
mediodía. El ambiente se ha caldeado con el sol, que a esa hora aprieta con
intensidad y los romeros, muchos de ellos bajo los “cobertizos” que les
proporcionan cierto confort, se disponen a comer a base de embutido, jamón, tortillas,
queso y otros productos de la zona, sin que falte el vino de los Arribes.
Queda la
tarde, larga y calurosa tarde, que recibe a otros muchos romeros que no han
participado por la mañana pero que llegan con ganas de fiesta. Mientras
continúan los bailes, los diferentes colectivos encienden las lumbres que
servirán para asar la carne regada con el “chirri” que tan sabroso sabor le
proporciona a la hora de consumirla. Son muchos los kilos de costillas, panceta
y chuletas las que se colocan en las parrillas para ser degustadas por cuantos
se encuentran en la campa. Hay carne para todos incluidos aquellos que por
alguna circunstancia no han llevado nada para compartir.
Avanza la
tarde y a la puesta del sol se acerca por lo que se inician los preparativos
para el regreso a la villa. Todos los romeros se apiñan en un desfile festivo e
intenso que emociona a todos, participantes y espectadores, y que a “cámara lenta”
se dirigen hasta la plaza mayor entre bailes y cánticos sin que falte el de “Venimos
de Santa Cruz, olé, olé, de comer una merienda. De puro rica que estaba, olé,
olé, no nos ha sobrado nada…” Y de esta guisa, un año más, finaliza la romería
de Santa Cruz en Fermoselle.
El reportaje fotográfico corresponde a Sara.
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