Finalizaba el año 1.973 cuando un grupo de fermosellanos en el exterior tomaron la decisión de formar un grupo de trabajo de cara a la constitución de lo que sería la Asociación “Gran Peña Fermosellana El Pulijón”. Desde entonces no ha dejado de trabajar por y para Fermoselle y sus gentes teniendo como principio básico que aquí tienen cabida todas aquellas personas de bien. ¡Entrad y conoced al PULIJÓN!
Nuestro socio Roberto Fariza, gran amigo de la naturaleza,
podemos asegurar que es una de las personas que mejor conoce los rincones de
los Arribes zamoranos y salmantinos, su flora y su fauna. Ha recorrido todos
los parajes del arribanzo, por muy ocultos que se encuentren, escudriñando todo
lo que se encuentra a su paso y trasladándolo a su cuaderno de campo.
En esta ocasión nos ofrece un reportaje fotográfico sobre uno
de los puntos con mayor atractivo de Fermoselle. Nos referimos a las conocidas
“Cachas del Culo”, mirador espectacular con vistas de una belleza inigualable
hacia el vecino Portugal. Este es un lugar mágico que siempre produjo una
cierta atracción a los lugareños. Años atrás, entre la gente joven era una
especie de reto el descender entre los dos graníticos peñascos. Algunos lo
consiguieron, otros se volvieron atrás iniciada la aventura y uno, que sepamos,
murió en el intento.
Como muralla natural del Castillo de Doña Urraca, es un
obstáculo insalvable si se quiere acceder desde su base hasta el recinto de la
parte superior. Desde la Ronda se puede observar la oquedad entre ambos
peñascos tomando un gran parecido a lo que representa el nombre con el que se
conoce, “Cachas del Culo”. Para llegar a la oquedad desde la carretera ofrece
cierta dificultad debido a su pronunciada pendiente, a los paredones que hay
que salvar y a la frondosidad de hierbas y arbustos que impiden ver un posible recorrido.
Roberto ha paseado por los exteriores de la zona baja del
castillo fotografiando oquedades, cuevas, riscos y se introdujo en la “raja”
encontrando restos de cerámica antigua y pequeños utensilios prehistóricos de
hueso, al lado de piedras redondas de granito, seguramente utilizadas en
tiempos remotos como “proyectiles” para la defensa del castillo. Con su cámara
también plasmó una puerta de salida falsa del castillo y un buitre mareado.
Agradecemos a Roberto el interés por dar a conocer lugares
tan recónditos de Fermoselle. Esperamos continúe la serie.
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