LA VIRGEN DE LA
BANDERA Y EL CRISTO DE SANTA COLOMBA
Fermoselle da por clausurado su largo verano festivo
con dos conmemoraciones religiosas que
de siempre han disfrutado de muchísimo
arraigo entre los vecinos y que su celebración se pierde en la noche de los
tiempos. Desconozco las fechas de sus orígenes; lo que parece factible es que procedan de épocas muy lejanas y que
se han mantenido a pesar de los avatares históricos que han debido sortear. Me
refiero a las festividades de la Virgen de la Bandera y del Bendito Cristo de
Santa Colomba. Ambas imágenes se custodian en sus respectivas iglesias situadas
en la zona de las Eras, la Virgen de la Bandera, y en Santa Colomba, el Bendito
Cristo. Las dos festividades se asemejan en cuanto a los rituales jubilosos: el novenario, la
eucaristía y el rosario, los bailes populares, la asistencia de las
autoridades, el agasajo de los respectivos mayordomos a base de chochos y
limonada para todos los asistentes, y hasta
las rifas de obsequios (no podía faltar el cordero) entre los que
figuran dos cuadros con la reproducción de las imágenes titulares.
El pasado año no se pudieron festejar y este 2.021,
de momento, se ha permitido la de la Virgen de la Bandera, aunque sin procesión
ni fiesta final. Los vecinos han acudido hasta su santuario en la plaza de San
Juan cuyo retablo se adornaba con decenas de ramos de flores aportados por los
fieles, que lo son por cientos; no en vano los fermosellanos de uno al otro
confín la adoran y la llevan en su corazón y muchos en sus carteras en forma de
estampas o enmarcada en sus hogares.
El templo cumplió con el aforo permitido y
hasta se escuchó con máxima devoción la dedicatoria cantada de Agustín Borges
desde el centro del coro, siendo aplaudido con emoción. El día, muy soleado y
pleno de sensaciones, trascurrió entre la alegría y la esperanza de los
asistentes de volver el próximo año sin necesidad de restricciones.
Algo parecido ocurrirá, es lo previsible, pasados exactamente
seis días. Es decir, el 14 de septiembre, en su iglesia de la Plazuela, se
reunirán los devotos del Bendito Cristo alabado de modo especial por los “colombeses”.
Es una pena que desde hace varios años no se realice la celebración de la misa
dominical que aglutinaba hasta rebosar a los practicantes de esta zona alta de
Fermoselle. El próximo día 14 seguro que será una jornada muy emotiva al
reencontrase con “su Cristo del Humilladero”, por cierto una talla de
incalculable valor escultórico al tratarse de un crucificado románico del siglo
XI y que constituye el tesoro artístico más importante de la Villa. Los
fermosellanos volverán a sentirse orgullosos con su fiesta septembrina que dará
paso a otra fiesta, en este caso campesina, la fiesta de la recolección de la
uva.
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